Elecciones. Alejandro Domínguez ocupaba el cargo interino en el organismo por Napout. Ayer en los sufragios fue respaldado.

Palparon una realidad que los anima a volver

Sus años de esfuerzo en el colegio y sus calificaciones en el Examen Nacional para la Educación Superior, los prepararon para optar a un lugar en el Grupo de Alto Rendimiento, la ‘élite académica’ del país, conformada por los alumnos que obtuvieron los puntajes más altos del examen a nivel nacional.

Sin embargo, nada podía preparar a estos jóvenes para el proyecto de vinculación con la comunidad que debieron realizar antes de viajar al extranjero, donde cursarán sus estudios universitarios.

En el Puerto Principal, la travesía para dieciséis estudiantes empezó en enero, cuando llegaron por la fundación Hogar de Cristo, ubicada en la cooperativa Sergio Toral.

“Consulté el mapa y vi que nos mandaban a un lugar más allá de Puerto Limpio y, sinceramente, pensé que íbamos a un lugar peligroso, donde ni siquiera podías poner un pie”, comentó entre risas Margarita Rivera, de 18 años.

Con ella concordó Grace Candela, exalumna del colegio Cristo Rey de Portoviejo.

“Cuando vine, me imaginaba un sitio peligroso, la gente un poco grosera tal vez, y pensé que me sentiría insegura”.

La experiencia, sin embargo, cambió su forma de percibir el sector casi de inmediato.

“La gente es muy cálida, te hace sentir como en familia. El poder ver no solo lo bueno de la ciudad, sino las necesidades a los que se enfrenta la gente, es muy importante”, añade.

Durante el mes que han laborado en la zona, los alumnos han realizado trabajo de campo en las cooperativas Realidad de Dios, Voluntad de Dios y Esfuerzo Propio, de Monte Sinaí.

Ahí, los chicos debieron entablar conversaciones con los moradores de los distintos sectores y llenar encuestas sobre el estado de las viviendas en las que estos residían.

Como parte final de su experiencia, los alumnos participaron en el armado de una de las casas que la fundación oferta, y realizaron microproyectos en los que presentan propuestas para mejorar la calidad de vida de los habitantes del sector.

“La idea no era solo que compartieran con las familias, sino que hicieran una reflexión sobre lo que consideran que se puede hacer frente a las realidades que han visto”, indicó Carlos Angulo, coordinador del proyecto ‘Mejoramiento del Hábitat y Desarrollo Comunitario’ de Hogar de Cristo.

Un mes después de su llegada, los jóvenes coinciden en que su labor con estos grupos humanos los ha marcado.

“Esta experiencia me ha dado una visión más social, más humanista... La gente es súper diferente a como uno se lo imagina. Es gente muy alegre, que debe ingeniárselas cada día para ver qué hacer con la vivienda que tienen o con la comida que tienen para llegar al siguiente día... Me voy con muchas ganas de volver a ayudar”, comentó Édgar Zurita, quien estudiará Literatura en Inglaterra.

Regresar a aplicar sus conocimientos para contribuir con el desarrollo del país es algo que sus demás compañeros también comparten, como comenta César Robalino, exalumno del colegio Javier. “Afuera puedes ganar más que acá, pero viendo la realidad, me parece que para qué me quedaría ganando más plata si acá puedo ayudar mucho más, y creo que eso es algo que me llevo de este trabajo”.