De multilaterales-FMI a China

Cuando se habla de préstamos y endeudamiento de América Latina y el Ecuador hay una ruta bien definida. En ella están los organismos que auxiliaron a los prestatarios. Y en ella reconocemos un proceso con tipos de prestamistas de diferentes intereses y objetivos: uno, la banca privada y capital financiero internacional, y otro, el FMI y el Banco Mundial.

La historia de endeudamiento de Latinoamérica y Ecuador está marcada por la influencia de esas instancias de crédito. Una y otra fueron soluciones a problemas de liquidez, pagos, inversiones, etc., que fueron parte de la trayectoria económica y financiera de esos países.

La crisis de la deuda latinoamericana y del país (1982) cambió la relación de prestamistas y deudores, pues esas instituciones internacionales, para cobrar, impusieron lo que se llamó ajustes, planes de estabilización y reforma estructural macroeconómica, que no eran sino mecanismos e instrumentos para asegurar el pago. Incluso con la práctica del interés compuesto y deudas impagables. Esto devino en turbulencias que se dieron hasta el 2000.

Ante esto, algunos países de América Latina adoptaron una línea dura. Repudiaron la deuda que contrajeron, la declararon ilegítima y aun se resistieron a pagarla. La respuesta fue que esas instituciones cerraron sus operaciones con los países que asumieron tal posición. Así se abrió el espacio de un nuevo prestamista. Apareció el crédito de “la ayuda china”.

Los chinos acudieron a prestar a diferentes países, que bajo gobiernos de izquierda llevaron adelante el cambio de institución prestamista. Sin embargo, la China comunista siempre ha prestado con la lógica y el interés capitalista. Incluso con tasas superiores a las de los llamados organismos multilaterales.

Quienes busquen reconstruir la historia de la deuda externa deberán recorrer y reseñar ese proceso. Pero también tendrán que comparar las tasas, los tipos de interés y las formas bajo las cuales China, como país prestamista, se ha constituido en la nueva “boya de salvación” para algunos países de gobierno de izquierda.

Finalmente, es necesario aceptar que unos y otros siempre han actuado bajo la lógica de su conveniencia y no guiados por el sentido de solidaridad y ayuda. Eso es lo que queda como resultado de endeudarse con el FMI, Banco Mundial o el imperio comunista chino.