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Muertos vivientes

Muertos vivientes

Tendremos a Fidel por un buen tiempo. Las circunstancias lo exigen Hurgar, deformar y apropiarse de la historia es práctica habitual e ideológica del comunismo, de ese mismo comunismo que el propio Fidel, más de una vez, negó profesar hasta no consolidar el triunfo de su revolución.

Su muerte es parte de la parafernalia a la que nos han acostumbrado. Los actos en su memoria reemplazarán en buena medida a las sabatinas y no estaremos libres de gimoteos y lagrimones propios de una revolución interminable que representa el fiasco más grande de los siglos XX y XXI

Fidel el Grande, Fidel el Bueno serán, entre otros, los apelativos que adornen a este personaje, cuyos sueños por un mundo mejor debieron ser ciertos en sus comienzos para luego sucumbir en la megalomanía delirante de quien tiene una multitud en su puño. Es corto el paso que convierte a un héroe en un canalla , al estadista en un déspota, al demócrata en un autócrata. Y muchos -entre ellos yo- creemos que se dio tal. El genocidio sistematizado mancha su hoja de vida y suman miles los fusilados, con nombres y apellidos, por el delito de no someterse a la revolución comunista. ¡Cómo cambia la figura delictiva cuando se fusila a un ser con nombres y apellidos! Además, los pelotones de fusilamiento utilizaban fusiles de asalto AK-47, los mismos que el Ecuador ha recibido en supuesta donación marcando una brutal y siniestra coincidencia revolucionaria.

El genocidio sólo es condenable cuando son otros los que lo utilizan, pero es admisible y patriótico cuando constituye una política de Estado que ayuda a desembarazarse de enemigos y limpia el camino de un proyecto político o revolucionario.

Así lo entendió Hitler, responsable del holocausto de millones de judíos, y así lo entendieron Fidel y el Che bajo el estallido “ libertario” de sus AK-47 que no cesó hasta casi finalizar el siglo XX. Estuvieron, pues, más de treinta años fusilando en nombre de una revolución fallida, aullando “hasta la victoria siempre” cada vez que la cabeza enemiga de un hombre atado a un poste rodaba por los suelos.

Fidel fue calificado de “demócrata ejemplar” por Correa, cuando éste piso tierra cubana en su primera visita oficial. ¡ Fidel y Cuba un ejemplo continental! Absurdo aunque previsible prototipo que la izquierda marxista inventa para insinuar grandeza de miras y expresar su amor al prójimo, siempre que éste sea parte integrante del rebaño revolucionario. Fidel murió unos cuantos años atrás, cundo cedió dinásticamente el poder a su hermano Raúl. Ha pasado a integrar una especie de corte celestial junto a Chávez y sus nombres fueron invocados -con juramento incluido- para prometer seguir luchando por sus ideales......hasta la victoria siempre. Ya no solo significan para Correa sus héroes históricos y emblemáticos de una revolución comunista, sino la “Patria Grande “ del pueblo ecuatoriano , expresión que antes estaba asignada a la “madre España” o a nuestra región bolivariana y continental. Un ejemplo más de cómo se apropian de nuestra historia.