Colombia sepultó ayer a decenas de los más de 270 muertos que hasta ahora deja la brutal avalancha del fin de semana en la ciudad de Mocoa, mientras prepara los trabajos de reconstrucción en medio del barro, la destrucción y el dolor.

“Mocoa no está sola. ¡Ánimo!”, dijo el presidente Juan Manuel Santos al visitar el hospital local, poco antes de asistir a una eucaristía en la catedral en la que pidió “fortaleza y templanza”. Más temprano, dijo aque “afortunadamente” la cifra de fallecidos se mantiene en 273, y en 262 la de heridos.

Entre los fallecidos se encuentra la ecuatoriana Verónica Yandún Montero, de aproximadamente 20 años, informó ayer Ecuadorinmediato.

Janeth Encarnación, directora provincial de la Dirección General de Refugio de la Cancillería ecuatoriana, señaló que una vez se contactó con la familia, el Gobierno ecuatoriano apoyó con las gestiones para la debida repatriación del cuerpo.

Se desconoce el número de desaparecidos, pero la Cruz Roja tiene abiertos 311 casos de búsqueda de familiares. Aunque no se cerró la búsqueda casi no hay esperanzas de hallar sobrevivientes.

El alud, que según un estudio podría repetirse en 385 sitios más de Colombia, supera al último gran desastre que sufrió el país, un deslave en Salgar que mató a 92 personas en 2015.

Más de 2.200 personas han recibido 20 toneladas de alimentos y kits de aseo, así como asistencia psicológica y albergue en cinco refugios, según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres. Las FARC se sumaron a las organizaciones y países que han enviado ayuda a Mocoa. AFP