Custodia. Un migrante observa la puerta del centro que estaba controlado por la mafia en Isola di Capo.

La mafia calabresa hace caja con la migracion

La ‘Ndrangheta, en sus orígenes, estaba formada por una panda de bandoleros de pueblo diseminada por toda Calabria, una de las regiones más pobres de Italia. Había algo primitivo en su forma de entender el negocio.

La mafia italiana recibe a los inmigrantes con los brazos abiertos.

La ‘Ndrangheta, en sus orígenes, estaba formada por una panda de bandoleros de pueblo diseminada por toda Calabria, una de las regiones más pobres de Italia. Había algo primitivo en su forma de entender el negocio.

En silencio, fueron expandiendo su poder hasta convertirse en uno de los actores principales del tráfico de drogas.

Su última oportunidad de negocio ha surgido a raíz de la crisis migratoria. Cerrada la ruta de los Balcanes tras el acuerdo de Bruselas con Turquía en 2016, Italia es la puerta de entrada a Europa para los que zarpan desde Libia. Este año han llegado a sus costas 83.000 personas, según Acnur, que estima que casi 2.000 han perdido la vida por el camino. Las ayudas que el Gobierno destina para la acogida (35 euros el día por adulto, 45 por menor) han servido para solventar una situación de crisis en Calabria, que no estaba preparada para recibir una oleada semejante. Pero también para atraer a la ‘Ndrangheta, acostumbrada a llevarse una parte de todos los negocios que se mueven en su territorio.

Por las mañanas, en Isola di Capo Rizzuto, una ciudad costera de nombre engañoso (no es una isla), un grupo de mujeres vestidas de luto riguroso caminaba por un lado de la carretera hasta su puesto de trabajo: Sant’ Anna, un centro de inmigrantes con más de 1.500 internos.

El pasado mayo, una operación policial reveló que la ‘Ndrangheta controlaba este centro desde hacía una década y, en ese tiempo, los investigadores calculan que el clan Arena, una familia histórica que controla este territorio, se embolsó una tercera parte de los 110 millones de euros que la institución había recibido en ayudas. Fueron detenidas 68 personas , entre ellas el sacerdote Edoardo Scordio.

A día de hoy, el centro es un búnker. Unos militares prohíben la entrada a los curiosos y registran y cachean a todos los que entran o salen.

El esquema con el que la mafia metió mano en las ayudas a los inmigrantes se repite en muchos lugares. Las partidas de dinero que llegaban desde Roma las canalizaba el cura Scordio, según la fiscalía, a través de una institución religiosa, Misericordia, que proveía de servicios y empleo (viudas y jóvenes sin estudios) al centro de inmigrantes de Sant’ Anna.

Para los inmigrantes recién llegados, caer en brazos de Gianfranco Arico, un capitán jubilado de 65 años, fue una bendición. Hace un año, cuando Reggio Calabria experimentó la primera oleada de inmigrantes, recibió un telefonazo del alcalde para que se involucrara en el asunto.

El viejo carabiniere gestiona ahora un edificio céntrico de Reggio en el que ha alojado a los menores. Viven como una gran familia y reciben la ayuda de organizaciones humanitarias como Médicos del Mundo.