Como luchar contra el fraude

No son infrecuentes, aun en los días que corren, las denuncias de fraude electoral en toda nuestra América y también en la del Norte, tanto en Canadá, como en los Estados Unidos y México. En este último país, la proclama de sufragio efectivo-no reelección fue el lema del proceso revolucionario promovido por Francisco Madero en 1910. Un siglo después, incluso el actual presidente López Obrador no ha dudado en acusar de fraudulentos a dos procesos electorales previos a su victoria de hace un año.

Acusaciones semejantes se han repetido en el Ecuador y recientemente en Bolivia, con la diferencia de que en el mediterráneo país andino, luego de la peripecia verbal del secretario de la OEA, respecto a considerar a la posibilidad de ser reelecto como un derecho humano, una misión precisamente de la OEA, estableció la certeza de irregularidades en la elección en que Evo Morales pretendió prolongar su largo mandato, dando lugar a que, con la presión de líderes que no desistieron en su voluntad de protestar contra el ahora probado fraude, finalmente Morales tenga que renunciar a su ejercicio presidencial y a la aspiración de continuar haciéndolo.

El ejemplo del pueblo boliviano debe ser una lección a seguir para todo el continente que, especialmente en el caso del Ecuador, debe estar sumamente pendiente del proceso de reformas al Código Electoral que, al fin y sumamente tarde, ha empezado a estudiarse.

Sin duda, a más de lo relativo al financiamiento de las campañas es imperativo no dejar de tratar el cambio del método D´Hondt por el de Webster, para tener un sistema proporcional más equitativo e integral. Sobre todo, también hay que dar respuestas técnicas a los tristemente célebres apagones informáticos, puesto que durante muchos de ellos, los resultados que marcaban una tendencia ganadora de pronto se reorientan para favorecer a quien se vislumbraba como perdedor.

Si los avances tecnológicos no permiten tener la certeza de que se respeta la voluntad de los sufragantes esas denominadas “caídas del sistema” terminarán siendo la caída del sumamente frágil sistema democrático.

’Lo de Bolivia es toda una lección de cómo reclamar frente a una sospecha de fraude’.