Hombres y mujeres de las comunidades se dirigen a ese lugar a bañarse y purificarse con plantas medicinales, para eliminar las malas vibras del aura.

Limpieza de energia en el Hatun Armay Chishi

El olor a colonia se siente en el ambiente. Una dulce fragancia envuelve la vertiente de agua de San Juan Pukyu donde la mama, Luz María Otavalo inicia el Hatun Armay Chishi, el gran día del baño ritual.

El olor a colonia se siente en el ambiente. Una dulce fragancia envuelve la vertiente de agua de San Juan Pukyu donde la mama, Luz María Otavalo inicia el Hatun Armay Chishi, el gran día del baño ritual.

Luz María tiene 73 años, se despoja de sus alpargatas para con sus pies descalzos ingresar al agua del pukyu. Sus manos sostienen una ofrenda. Se trata de un pequeño canasto lleno de flores, maíz y frutos frescos que son entregados a la vertiente considerada sagrada y ancestral por el pueblo indígena. Sus tatarabuelos se bañaban allí para purificarse y energizarse. En su lengua materna el kichwa, la mama pide permiso como señal de respeto. Invoca a las energías del volcán Taita Imbabura y a la naturaleza para pedirle fuerza, a cambio y esperando que se cumpla, ella deja su ofrenda.

La escena es contemplada por doce yachaks de Ilumán que visten su traje típico otavaleño, portan un bastón que significa poder.

Cada uno tiene una botella de colonia. Toman en su boca un sorbo y lo expulsan para armonizar el ambiente, cuenta Rafael Carrascal, presidente de la Asociación de Ilumán. Él se distingue de los demás porque lleva un collar en el que cuelga la imagen de un águila, sus compañeros en cambio, un collar de colores que representa al sol.

Carrascal explica que ese ritual sirve para unir a las personas por el tiempo del Inti Raymi, Fiesta del Sol.

No se tiene datos exactos de cuándo se formó la vertiente, pero se cree que es desde la época de los incas y que desciende del cerro que los contempla.

En el mismo sitio, los yachaks inauguran un mural. En la imagen dividida de un hombre, un cuy, las montañas, una vela y otros elementos que se usan para hacer las curaciones. A unos 100 metros, una cruz andina es adornada con pétalos de rosas blancas que significa el agua y rojos que es el sol. Rafael Carrascal pide que las indígenas más jóvenes y solteras extiendan las manos hacia el cielo. Ellas deben hacerlo antes que los demás porque son consideradas puras y ayudan a obtener más unidad del sol y la luna. El turno es de los demás asistentes, entre hombres y mujeres indígenas y mestizos. Ellos deben también alzar sus manos, pero deben pedir tres deseos que estén enfocados en el bien común de la sociedad.

Santiago Chiriapa, de la nacionalidad Shuar, llegó desde el cantón Shushufindi, provincia de Sucumbíos para compartir el uso de plantas medicinales con los yachaks de Ilumán. (F)

Yachak aprendió de sus ancestros

Albero Pineda es otro de los yachak de esa asociación. Él es la tercera generación de su familia que se dedica a curar. Primero empezó su abuelo, Joaquín y luego su padre, José quien era considerado el curandero mayor de San Juan de Ilumán. Todo depende del diagnóstico que se hace a través de una vela. Lo más frecuente que se trata es el estrés y problemas familiares. Se usan los huevos, ortiga y en casos especiales el cuy para hacer una radiografía y detectar el problema.