Faltan pocos días para que llegue la Navidad. En este lapso la esperanza de todos debería ser que las grandes divisiones que se han revelado en la sociedad ecuatoriana se sanen por lo menos parcialmente; para lograr ese objetivo será imperativo que todos entendamos que la vía hacia adelante no es aplastando a los que no comparten los principios de uno.

Es la época de los abrazos a los demás y de ver cómo podemos todos mejorar al país. La navidad es el portal de la paz y la ausencia de acrimonia, agresión física y verbal. Si algo se necesita entre los habitantes es bálsamo para el alma y esto solo se consigue administrándolo uno al otro.

A escasos días los patronos, del sector privado y del público, estarán pagando el décimo tercer sueldo a sus trabajadores. Pero, algunos ya los tienen gastados y más todavía. Otros, quizás preocupados, ahorrarán una parte pensando en la crisis que les puede pasar factura. Lo que si está claro, que urgentemente el país requiere una entrada de inversiones extranjeras y de nuevas empresas que puedan producir empleos. Pero debemos tener presente es que el sector gubernamental no puede “crear” empleos para todos aquellos desempleados que los requieren. ¡Hay que pedirle al niño Dios un buen empleo el próximo año!

Eco. Mario Vargas Ochoa