Juan Guaido

Mi voluntad de futuro se alimenta, por paradójico que resulte, del conocimiento del pasado. Hoy, veinte y ocho de enero, día en que escribo el presente cañonazo, no me puedo olvidar de don Eloy Alfaro y de su trágica muerte, compartida con algunos de sus más lúcidos lugartenientes. Lo ocurrido en esta fecha, en 1912 es una lección permanente del hasta dónde puede llegar la ambición desaforada por el prolongado ejercicio del poder, colocando puñales homicidas en manos insospechadas o utilizando turbas a las que el fanatismo nubla todo entendimiento, toda racionalidad.

Así, la traición, el espectro de Judas que hirió tantas veces el corazón de este Cristo guerrero, que diría el colombiano Vargas Vila en su: La muerte del cóndor, es uno de los fantasmas que persiguen a los que se atreven a querer cambiar el curso de la historia y del mismo debería cuidarse Juan Guaidó.

No tengo ni la más remota sospecha de que ello pueda ocurrir pero, cumplo con advertirlo. La unidad de la oposición venezolana está apenas consolidándose, todavía es frágil y de ello pueden aprovecharse múltiples factores contrarios a la recuperación de las libertades en Venezuela.

Ahora que sé que Juan Guaidó es un ciudadano que ha jurado combatir contra las tiranías, eso lo vuelve sumamente peligroso para quienes aspiran a mantenerla por ser usufructuarios de ella.

Aunque recientes pronunciamientos ocurridos en esferas castrenses permiten suponer con optimismo que en las Fuerzas Armadas Bolivarianas pueden evidenciarse venturosos vientos de cambio, dado que como se reseña en el Expreso de hoy: Venezuela se hartó, una dilatada prolongación en el poder, vinculada a grotescas formas de corrupción y abuso, sin ningún intento por superarla, hacen pensar que la reacción hacia el cambio va por el lado de la población, antes que sobre los sectores castrenses.

En todo caso, destacando por que lo merece, la enorme valentía y lealtad a sus principios de Guaidó, para atreverse a correr los riesgos que está corriendo, la movilización de mañana y de las que vendrán, brindarán más y mejores elementos de juicio.