Actualidad

Las instituciones espaciales se mantienen en tierra desde 2014

60 Funcionarios públicos tiene en su nómina el Instituto Espacial Ecuatoriano

Programa. Nader sostiene la bandera durante un vuelo de microgravedad.

La Agencia Espacial Civil Ecuatoriana (EXA), recientemente salpicada por los Papeles de Panamá con empresas offshore en paraísos fiscales, una acción de la cual se desmarcan sus responsables administrativos, tiene discurso de orgullo.

Sus directivos, a través de comunicados y reseñas, suelen enlistar sin descanso “los hitos” de la “primera agencia civil espacial” del mundo. Un hecho no menor, EXA aseguró no recibir fondos gubernamentales para sus misiones y programas.

La confusión suele estar vinculada a la existencia del Instituto Espacial Ecuatoriano (IEE), que recibe un presupuesto de casi siete millones de dólares para “alcanzar un verdadero Estado del Buen Vivir”, según la descripción institucional del director ejecutivo Iván Jarrín. El IEE tiene en nómina un total de 60 funcionarios y ha desarrollado “con éxito” dos proyectos, en el último año, según la descripción de su rendición de cuentas. El primero fue el “proyecto tecnología espacial y geofísica en la gestión de riesgos geodinámicos externos para la prevención y mitigación de inundaciones y crecidas torrenciales”; es decir, una estación de pronóstico climático. El segundo fue el no menos extenso “proyecto de incidencia del cambio climático con nutrición en cultivos de arroz, maíz duro y papa, con modelos de predicción de cosechas mediante métodos espaciales y espectrales”; que puede traducirse como una herramienta de previsión para la cosecha.

EXA, por su parte, intenta acallar las críticas refiriéndose siempre a sus auspiciadores privados: desde empresas de tecnología hasta bebidas no alcohólicas. Y destacar lo que considera los logros de la historia espacial ecuatoriana que, de momento, inicia y acaba en ellos.

Tal vez su logro más difundido fue el lanzamiento del satélite Pegaso, que convocó a la plana mayor del Gobierno Nacional, encabezados por el presidente Rafael Correa, el 25 de abril de 2013. La celebración, transmitida por la maquinaria propagandística oficial, se repitió el 5 de mayo de 2013, cuando el satélite, ya en órbita, transmitió por primera vez. La agencia civil, sin embargo, vivió un período de eclipse 18 días después cuando Pegaso, el primerísimo satélite tricolor, marcó otro hito: se convirtió en el protagonista de “la primera colisión registrada de un nanosatélite en órbita”, según la propia EXA. El episodio recuperó su narrativa épica cuando, meses después, un segundo satélite se puso en órbita para rescatar a Pegaso. Lo que, cómo no, se convirtió en “el primer rescate” de su tipo.

A estas alturas, ambos satélites, cuyo costo aproximado fue de 800 mil dólares, cumplieron su misión, en 2014, aunque siguen en órbita. Desde entonces, ni la iniciativa privada ni la pública han anunciado nuevos lanzamientos. ABP