La institucionalidad

No hay un verdadero conocimiento de lo que ella significa cuando se refiere a condición para ser país próspero. Esta palabra es usada por periodistas, columnistas, conductores de programas de opinión, etc. Mancur Olson, Nobel en Economía afirma: “Cuando uno se pregunta, ¿por qué algunas naciones son ricas mientras otras son pobres? La idea clave es que las naciones producen dentro de sus fronteras no aquello que la dotación de recursos permite, sino aquello que las instituciones y las políticas públicas permiten”.

Durante la última década hemos sido gobernados por economistas con grados doctorales, pero olvidaron la Economía Institucional; debieron estudiar a Douglass North, Nobel en Economía por sus investigaciones en cómo la institucionalidad promueve el crecimiento y progreso de los pueblos. Él la resume: “El problema crítico del desarrollo, paradójicamente, no es cómo aumentar la productividad, sino cómo desarrollar reglas del juego que alienten a las economías, sistemas políticos y sociedades, a hacer lo que deben para volverse productivas y creativas. Cómo estructurar incentivos para lograr mayor inversión en capital físico y humano, mayor desarrollo de tecnologías y mayor creatividad...”.

Desde los primeros imperios, los gobernantes reconocieron que las sociedades necesitaban reglas, normas y principios claros, así como organizaciones para estar vigilantes de su cumplimiento. Los jurisconsultos romanos sabían muy bien que la fortaleza de los pueblos depende de la calidad de sus instituciones. El legado de Roma a la civilización occidental ha sido el Derecho, entendido como sistema institucional formal; de él se han nutrido las civilizaciones posteriores.

Hasta la actualidad, todos los pueblos que han querido forjar un destino colectivo, consistente y durable, se han asegurado de tener un sólido marco institucional. Hace doscientos años, Napoleón Bonaparte ya sostenía: “Los hombres son impotentes para asegurar el futuro; solo las instituciones fijan el destino de las naciones”. En Ecuador la institucionalidad es pisoteada por las funciones del Estado.