Terapias. Quienes llegan al Cetad pasan un proceso de rehabilitación que implica seis meses de encierro.

Hay 2.800 pacientes para 90 plazas de tres centros

En dos años, solo 40 personas han dejado el lugar que el Estado habilitó en el hospital neumológico Dr. Alfredo J. Valenzuela, en el cerro del Carmen, para atender a personas dependientes de las drogas.

No es una pelea fácil. En dos años, solo 40 personas han dejado el lugar que el Estado habilitó en el hospital neumológico Dr. Alfredo J. Valenzuela, en el cerro del Carmen, para atender a personas dependientes de las drogas.

El sitio fue visitado ayer por la ministra de Salud, Verónica Espinosa, para cumplir con una actividad que se había postergado: la inauguración de obras de repotenciación del Centro Especializado en el Tratamiento a Personas con Consumo de Alcohol y otras Drogas (Cetad), terminadas en enero pasado.

En el lugar, la ministra reconoció que el problema de drogadicción es un tema nacional que está muy complicado. “Son más de 270 mil personas”, ha dicho.

En Guayaquil, desde 2013, Salud ha ofrecido atención a un promedio de 2.800 jóvenes adictos a los narcóticos por año. Es decir, a 2017 suman 11.300.

Además, este Diario ha publicado quejas de padres que aducen no hallar espacios en centros públicos de atención para sus hijos. También, casos de centros privados que funcionan de manera ilegal o no tratan adecuadamente a los internos.

Es una arista del problema del microtráfico y consumo de drogas. Para enfrentarlo, se crearon diez centros que están distribuidos por el país. Tres están en Guayaquil. Dos especializados en el tratamiento a adolescentes; y el tercero, para adultos. Los tres suman 90 plazas.

El último lo recorrió ayer la ministra, acompañada del gobernador del Guayas, José Francisco Cevallos; el ministro de Inclusión Económica y Social, Iván Espinel, y la secretaria técnica de drogas (subrogante), Cristina González.

Aunque parecería que las cifras de dependientes contra el de centros especializados no cuadran, Espinosa le aseguró a Diario EXPRESO que “no todos quieren internarse y que el requerimiento sine qua non para el internamiento (en estos centros) es la voluntad”.

Y acotó que, paralelamente, un gran número de atenciones se da a través de los 480 centros públicos de salud que ofrecen el servicio ambulatorio.

Aunque Salud asegura que el proceso es suficiente, existe una realidad: los tres centros no tienen capacidad para atender una posible demanda por parte de los miles de adolescentes, cuyos padres piden ayuda para rehabilitarlos y terminan buscándola en centros clandestinos, que la ministra asegura, no ayudan.

La cobertura se ampliará con los convenios que se firmarán con los 98 centros privados que funcionan de manera legal: se espera elevar a 5.000 el número de atenciones a pacientes.

Además, se busca algún tipo de mecanismo que permita también al Seguro Social abrirle las puertas de su red de centros de salud a las personas afectadas por las drogas.

A la H se la enfrenta con tres niveles

El Ministerio de Salud Pública (MSP) trabaja en los consumidores en tres niveles de abordaje.

El primero se enfoca en la prevención. Sigue de cerca la situación de los jóvenes en vulnerabilidad en las instituciones educativas y en el barrio.

Nivel dos: el abordaje. Trata a individuos que sufren síndromes específicos relacionados al consumo y abandono de consumo de estupefacientes. No se restringe al síndrome de abstinencia. “Las drogas son sustancias que modifican al organismo y abandonarlas genera una sintomatología”, dice Julio López Marín, coordinador Zonal 8 de Salud.

Finalmente, está el nivel especializado. Los casos que llegan a esta categoría reciben un ‘tratamiento residencial’, en los Cetad. Una medida voluntaria. Se hace un seguimiento estrecho de la desintoxicación y rehabilitación del individuo. RGS-DOMO