Miembros del grupo La Calera danzan y celebran la toma de la plaza La Matriz, de Cotacachi, luego de expulsar a otros grupos.

Hatun Punlla, un dia para tomarse la plaza Cotacachi

Grupos de danzantes muestran su poder frente a otros similares. El objetivo es apoderarse de la plaza z Se toman medidas para evitar incidentes en 2018.

Diez de la mañana. El ambiente en el centro de Cotacachi, provincia de Imbabura, empieza a cambiar. En las calles aledañas a la plaza La Matriz se escuchan silbidos, cánticos y una especie de golpes en el suelo.

Son los danzantes de la comunidad indígena de La Calera. Unos 500 hombres visten un gran sombrero negro, un traje militar y un zamarro. Algunos portan aciales (látigos). Todos bailan en círculos.

La Calera es una de las 35 comunas altas (cerro) y bajas (valle) que cada mes de junio muestran su poder a través de la danza en el Hatun Punlla o Día Grande, una celebración milenaria en esta provincia.

Los danzantes tratan de apoderarse de la plaza, en un rito espiritual y simbólico, pues es lugar sagrado. Allí están enterrados sus antepasados. También tiene una connotación política importante. Por eso para los indígenas en su imaginario, en los cuatro días de danza no hay autoridad y esta es asumida por ellos. La toma de la plaza es exclusivamente de parte de los hombres.

Según el director del Museo de las Culturas de Cotacachi, Lenin Alvear, las energías de los varones están en su máxima expresión, por eso son fuertes. Cuando se encuentran las comunidades hay enfrentamientos. Y aunque las energías son contrarias también se complementan, pues de acuerdo a la creencia indígena, los enfrentamientos fertilizan el tiempo y espacio, Alvear explica que esa concepción es difícil de entender para otros pueblos.

Reconoce que hasta los años 80 la festividad no era violenta, aunque se producían peleas entre los danzantes, pero a puño limpio, porque es parte del ritual para desfogar la energía. Sin embargo, al paso de los años esa festividad se ha tornado agresiva, por la utilización de piedras, palos e incluso armas blancas. José Andrade, de la comuna de Piava Chupa, dice que desde los 8 años danza el Hatun Punlla. Él recuerda que las peleas siempre existieron. Los abuelos se ‘fajaban’ a puño limpio y se disputaban la plaza hasta que sacaban a los otros. Luego todo se tranquilizaba.

El pasado domingo la toma dejó 40 heridos, entre ellos un comunero de La Calera en situación de gravedad. La Unión de Organizaciones Indígenas y Campesinas de Cotacachi (Unorcac) junto al Gobierno Autónomo Descentralizado desde hace cinco meses ha mantenido reuniones con los comuneros para evitar incidentes que en años anteriores han dejado fallecidos.

El dirigente explicó que incluso hay sanciones para quienes fomenten la violencia, pero eso no ha detenido las peleas.

Para Alvear, el detonante podría ser el alcohol, pero también según sus palabras el irrespeto que existe hacia el capitán que en el pasado era la máxima autoridad del grupo, pues era quien los guiaba. Nadie podía salirse sin autorización y tenía que danzar bajo unas normas estrictas de la tradición. El capitán, elegido por la misma comunidad era un personaje respetable por tener la capacidad intelectual, física, política y social para dirigirlos.

Resoluciones

Advertencias y sanciones a comunidades

Morochos, Alambuela, Perafan no podrán participar del baile ancestral en la plaza. Las comunidades que acojan a esos danzantes serán sancionadas en el Hatun Punlla del 2018.

Además, confiscarán licor artesanal y cada comunidad deberá retirar los aciales de sus danzantes y quienes agredan a la Policía serán detenidos por los mismos capitanes y entregados a las autoridades. Otra de las resoluciones fue que las comunidades bajas ingresen dos veces respetando horarios.