
Gustavo Rivadeneira: “O cambiabamos o teniamos que resignarnos al desorden”
El barrio patrimonial del Salado se destaca como ejemplo de la coordinación promejoras entre los vecinos. Tienen alianzas estratégicas con las autoridades
El ruido y la intranquilidad reinaban hace algo más de seis años en el barrio patrimonial del Salado. Un vecino llegó a poner el desorden con una industria de nada menos que aluminio, no compatible con el uso de suelo del sector. El barrio se levantó, pero no de una forma violenta. Lo hizo como la gente que conoce sus derechos lo haría, tocando puertas.
Al poco tiempo de empezar la gestión con el Cabildo, la compañía en cuestión fue trasladada adonde siempre perteneció, la vía Daule. “Las instituciones, cuando ven una comunidad organizada, te atienden más rápido”, explica a EXPRESO Gustavo Rivadeneira, presidente del Comité promejoras del barrio del Salado y gestor y mentalizador de los que sus vecinos llaman “un gran logro”.
Cuando se dieron cuenta de que el truco estaba en la coordinación, empezaron a acercarse a las autoridades. Permanentemente organizan sesiones de trabajo y actividades con temas relacionados a la comunidad.
Tienen nexos con la ATM, los concejales e incluso poseen un grupo de chat directo con miembros de la Policía, a quienes, además de entregarles placas anuales, les llevan cenas e instalan el árbol y el pesebre, en un gesto de agradecimiento por el apoyo.
“El de Gustavo es un liderazgo que ha generado credibilidad”, expresa César Ochoa, en una reunión con este Diario llevada a cabo el domingo pasado en un salón del hotel Oro Verde, empresa ubicada en el barrio y con la que el comité tiene alianzas estratégicas.
No todo es perfecto, por supuesto. Hay preocupación por la presencia de trabajadoras sexuales y por los vendedores ambulantes de accesorios de vehículos. Pero intentan sobrellevar los inconvenientes.
El historiador Ezio Garay le da el crédito a la comunicación. “Éramos individualistas como barrio. A través de este constante trabajo de integración nos hemos logrado unir”. Para Gustavo, el secreto es otro: “Jamás tratamos de forma descortés a un empleado público”. El objetivo del comité es claro: la integración ciudadana y el empoderamiento del sector que se habita.
El barrio no era como es ahora, recuerda el padre símbolo Ángel Gómez, el 95 % era residencial, pero con problemas gravísimos. Ladrones desde Esmeraldas hasta Sucre... otros tramos eran baños públicos. Luego creció comercialmente. Se ahuyentaron los delincuentes y llegaron los negocios. Otros, no pocos moradores, decidieron mudarse. “Muchos del comité no vienen a las reuniones, otros nunca han venido. Pero nosotros seguimos trabajando, para todos”.
El mayor enemigo de Guayaquil, lamenta Gustavo, es el propio guayaquileño. “Le dio la espalda a su ciudad y prefirió irse a vivir a otros cantones. Quienes amamos a Guayaquil y nos negamos a abandonarla, tenemos el reto de rescatarla”.
La gestora cultural Astrid Achi, miembro también del comité, resalta la importancia de la participación ciudadana. “Nosotros somos la base, las autoridades son el complemento”. La secunda Daniel Hinojosa: “Nos ha funcionado ser un grupo apolítico. Tenemos diferencias ideológicas, incluso deportivas, pero al final lo que se impone es el objetivo de ver mejor al barrio”.
César Ochoa espera que esta iniciativa se replique. “Las herramientas con las que se maneja este comité están al alcance de todos. Todos pueden apoderarse de sus calles”.
Importancia
Un hogar de muchos personajes...
El barrio del Salado se fundó en 1930. Allí vivieron expresidentes como Carlos Julio Arosemena Tola, Carlos Julio Arosemena Monroy, Juan de Dios Martínez Mera.
También tiene a personajes dedicados a la cultura. Entre ellos constan el folclorista, escritor y músico Guido Garay Vargas Machuca y el historiador Carlos Calderón Chico, describe sobre la zona Gustavo Rivadeneira.
Actualmente reside y es parte del comité el historiador Ezio Garay Arellano. En los años treinta, este barrio era de élite; pero poco a poco lo fueron abandonado los dueños originales para irse a vivir a barrios “de moda”.
Marco Contrera: “Nos roban los accesorios de auto a diario”
A los vecinos del Salado les preocupa también el tema de la prostitución
Aunque existe organización, a los vecinos les preocupa la cantidad de robos que a diario existen en el sector. Sobre todo de accesorios vehiculares, indica Marco Contrera, morador al que le han robado ya en tres ocasiones los espejos retrovisores de su Hyundai Accent.
“He visto a los ladrones arrancar los espejos, los han visto los transeúntes y conductores. Hemos tratado de perseguirlos, le hemos incluso tirado piedras. Pero es imposible, corren como gacelas”, dice.
Contreras, quien ha sido víctima de los atracos en plena calle y a plena luz del día, antes de las 07:00 y afuera de su casa en José Mascote y Vélez, asegura que los maleantes son consumidores. “Cuando han corrido se les ha caído incluso las dosis de hache o funditas de marihuana. Estamos plagados de esta gente. No somos el barrio que éramos antes”.
Lisbeth Paucar, comerciante, ha sido testigo de ello. La semana pasada vio cómo le sacaban los aros a un auto. No pudo hacer nada. Intentó acercarse, llamar a los vecinos, pero el delincuente, dice, anda armado: con dos cuchillos.
“Aquí las historias se repiten en cada cuadra de ‘parqueo’. ¿Y quién paga? Los cuidadores informales de carros. A ellos los propietarios les reclaman. Ha habido casos en los que han tenido que pagar parte de lo robado”, dice. Cuidar carros ya no es negocio.
Por eso los habitantes de la José Mascote y Vélez, sumados a los que tienen sus negocios o viviendas a la altura de las calles Los Ríos y Miguel Hurtado, Esmeraldas y Gabriel José Luque, entre otras, solicitan mayor patrullaje.
“Necesitamos que actúen de forma permanente. Así frenan todos los problemas que enfrentamos de una vez”. A Sebastián Chaguay le preocupa, por ejemplo, la presencia de prostitutas y prostitutos (en su mayoría homosexuales) que se colocan en la vía, desde la 1 de Mayo y José de Antepara, hasta Aguirre y Tungurahua. Y provocan todo tipo de escándalos y riñas, y ponen en riesgo la integridad de los habitantes, en especial de los menores que residen en el sector.
Hace dos meses a Julián Cabello, de 23 años, el ‘acompañante’ de una trabajadora sexual lo amenazó con una navaja por pedir que salgan de su portal. “Solo les pedí que se fueran porque estoy harto de que utilicen el umbral de mi vivienda como baño público. Estoy harto de levantarme cada mañana con preservativos usados y ropa interior regada en la vía”, precisó.
DSZ
VOCES
Andrés Navarrete, propietario de ‘Picanteria De Gabriel’
En la noche el barrio del Salado es un infierno. Hay prostitutas que ‘actúan’ dentro de los carros, drogas y robos, muchos robos. Necesitamos ayuda. Más resguardo, control y seguridad.
Lisbeth Paucar, comerciante
Los carros y la gente somos víctimas del hurto a diario. No importa si es de día o de noche. Los pillos son tan sabidos que, al parecer, tienen hasta fichada la hora en la que los policías hacen sus rondas.