Los gusanos

Así es como se expresaban los Castro y sus compinches de aquellos cubanos que buscaban desesperadamente una manera de huir de la isla. Era un término peyorativo que pretendía generar el desprecio del resto de ciudadanos hacia quienes eran capaces de arriesgar sus vidas para escapar. En el fondo, como siempre ocurre en estos casos, los autoritarios hablan desde sus carencias y sus temores. La pretendida ofensa reflejaba el terror del Gobierno de que la población vea con admiración a quienes tenían los arrestos de ir a buscar un modelo diferente de sociedad, y llevando luego una vida de logros, crezca en los que se quedaron “la contaminación” en la forma de desagrado. Hoy que el éxodo venezolano ha sacado del país a casi 1,5 millones de personas en los últimos dos años, nuevamente empiezan a sonar comentarios perversos de funcionarios públicos de alto nivel de ese país, ofendiendo y buscando denigrar a aquellos que no pueden seguir viviendo ese infierno. Sin embargo, en nuestro país aún hay quienes creen que lo que pasa en Venezuela es una confabulación yanqui.

No nos engañemos, las autoridades ecuatorianas que apoyan al régimen de Maduro, no lo hacen desde el pedestal de la ignorancia, lo hacen desde el sitial de la conveniencia. Venezuela está perdiendo aceleradamente el capital humano mejor capacitado, con mayor educación y formación. Ese país creó en 1975 la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, que concedía extraordinarias becas para estudios en el exterior. Gran parte de ese talento humano no regresó, y otra buena parte ha salido ya del país. Otro gran contingente es el de jóvenes de entre 18 y 30 años, con menor formación, para quienes iniciarse en otro país será muy duro.

Ecuador no puede ser impasible con este éxodo porque tenemos una deuda histórica con Venezuela, cuando ellos nos abrieron las puertas en los años sesenta y setenta. Pero el mayor homenaje a nuestra hermandad debe ser buscar por todos los medios parar este éxodo, y esto solo acaba haciendo todo lo lícito posible para que se vayan los parásitos aferrados al poder; esos sí son los verdaderos gusanos.