Guayaquil por la patria

No es una proclama retórica o emotiva. Es un lema que resume en una frase la fuerza de las ideas de libertad. La resonancia del Nueve de Octubre fue de tal magnitud que la causa libertaria se esparció en pocas semanas de Tulcán a Loja, abarcó a los cantones de la provincia de Guayaquil, a Portoviejo y a la ilustre Cuenca. La semilla así plantada daría su fruto final en las faldas del Pichincha, sellando la tarea de la independencia.

Guayaquil puso plata y persona, armó las tropas, organizó los batallones y marchó por todos los confines de lo que es hoy el Ecuador derribando, tal cual ocurriera con el Muro de Berlín, el régimen opresor. Guayaquil es la cuna de la libertad labrada en ideas que nacieron de mentes claras y voluntades dispuestas y en motivaciones que poseyeron a los padres fundadores de la nacionalidad. Olmedo devino en el guayaquileño por excelencia, el líder de gentil persona, memorables versos, e incomparable aplomo, que forjó sus planteamientos en las cortes españolas y los expresó en verbo y acción liderando a los demás en la Aurora Gloriosa. Es un momento cuya leyenda se refleja en nosotros y es responsabilidad nuestra que permanezca incólume en el tiempo.

Guayaquil, el territorio que abarcaba la mayor parte de la costa ecuatoriana, nació a la independencia, estableció su gobierno, proclamó su constitución, y se volcó a la tarea de formar la patria y forjar la nacionalidad que hoy nos identifica y nos une. Nuestro encargo es, lo repetimos, ser diligentes en el rescate de nuestra historia, obliterando la narrativa que puja por minimizar el significado del Nueve de Octubre. Es una tarea inconclusa pues siempre habrá eventos que esclarecer y episodios que rescatar.

Guayaquil sigue hoy presente: como el puerto del Ecuador, el emporio del comercio, asiento de la industria, y cuna de líderes políticos y de talentos singulares en las artes y las profesiones. Es el mayor mercado de producción y de consumo, el asiento de la agricultura, referente de la civilización montuvia, y magneto de inmigrantes. Es la colectividad que invariablemente aporta a las tareas nacionales. Es, en definitiva, el producto de la historia y el presente de los hombres y mujeres que nos dieron la identidad de ser independientes y trabajar por la patria.