Glasnost cubana

Llegó el jueves 19 de abril y Miguel Díaz-Canel, un ingeniero electrónico de 57 años, recibió la posta como presidente de Cuba de parte de Raúl Castro. Bueno, en realidad su cargo es el de presidente del Consejo de Estado. Es importante recalcar que la función principal de este organismo es actuar como una suerte de “guardián de la fe”, preservando la esencia del pensamiento y obrar comunista. De hecho, el Consejo de Estado depende directamente del Partido Comunista, que es constitucionalmente quien determina la línea de acción e instrumentación de políticas en la isla. Lo interesante es que el Partido Comunista es tan solo la expresión tangible de dos poderosos organismos: el Buró Político y el Comité Central del Partido. Ambos organismos están integrados por el ala más ideológica de la Revolución cubana. Y para que no sorprenda a nadie, quien está encima del Buró es un señor Raúl Castro; sí, el mismo que dejó en manos de Díaz-Canel la presidencia de Cuba. Pero por si acaso las cosas no estén claras para algunos reformistas al interior del país, la fuerza militar está en manos de Alejandro Castro (hijo de Raúl) y Luis Rodríguez, cuñado de Alejandro. Es decir, la estructura real de poder no se ha modificado, sino tan solo la fachada.

La supervivencia del sistema dependió del cuento que les pudieron meter a sus benefactores de turno. Por casi 30 años a los soviéticos, hasta que la cuenta era demasiado cara. Luego vino el “periodo especial”, hasta que apareció el nuevo pato venezolano. Por casi 15 años estuvieron ordeñándolos, hasta que se vino abajo el petróleo y se dio el desastre económico. Fue entonces cuando ocurrió el acercamiento a Occidente y particularmente a Estados Unidos, generando varias medidas que permitieron el afloramiento de ciertas microempresas y desde luego, el nacimiento de una burguesía que rápidamente preocupó al politburó, parándola a raya. Es que el capitalismo es así, se deja un instante en libertad a las personas para que progresen, y se les van de las manos a los socialistas.

¿Glásnost y Perestroika cubanas? No, están los mismos, nada ha cambiado.