La Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional ubica al Ecuador en el Top 10 de los países con mayor índice de criminalidad en el mundo. Las cifras son poco alentadoras y encienden las alertas ciudadanas en contra de la inseguridad provocada por la violencia criminal.

Contraponiéndose a este indicador, Cuenca sale a flote como una de las ciudades más seguras dentro del país.

José Astudillo, docente de Sociología de la Universidad de Cuenca, sostiene que esta particularidad responde a la “confianza” que aún existe entre los habitantes de la ciudad. Una de las garantías que le permiten conservar este estatus se debe a que no existe una estratificación marcada de su territorio.

De acuerdo con el catedrático, esto es evidente en ciudades como Quito y Guayaquil, donde se observan zonas separadas por los denominados “muros de la vergüenza” que amurallan urbanizaciones y las desconectan del mundo exterior.

Para Astudillo, en Cuenca “se esconde la pobreza en casas antiguas del centro o conventillos”. No obstante, son puntos mejor custodiados por la característica comercial de la zona y, por lo tanto, se reduce el accionar criminal.

Otra de las particularidades de la ciudad es la organización barrial y la cercanía que se mantiene entre vecinos. Víctor Quito, presidente de la Confederación de Barrios del Ecuador, destacó que “vivir en vecindad” es una fortaleza frente a la inseguridad.

“En los barrios de Cuenca aún, entre los vecinos, se tratan por su nombre. Se siente la cercanía entre quienes viven dentro del barrio. Es común escuchar la expresión ‘dará echando un ojito’ cuando alguien se va de viaje o se ausentará de su casa”.

Un ejemplo de este fenómeno es el barrio El Cebollar, un sector organizado, que el 14 de noviembre retuvo a un supuesto prestamista de dinero, también conocido como “chulquero”.

A través de los chats comunitarios se organizaron y detuvieron a un hombre que poseía tarjetas para publicitar préstamos de forma fácil y rápida. En esos papeles también se detallaba que el cobro por intereses se hacía de forma diaria, semanal y quincenal.

El 18 y 19 de octubre, los habitantes de la parroquia Pacha y del sector de Totoracocha reaccionaron contra presuntos delincuentes. Los aprehendieron y entregaron a la Policía Nacional. También les quemaron motocicletas a los sospechosos.

Las directivas barriales, junto con las autoridades, impulsan proyectos de apropiación del espacio público para evitar que la delincuencia eche raíces.

Quito explicó que los barrios cuentan con programas de bailoterapia, organizan campeonatos deportivos, encuentros culturales y más acciones que fomentan la unión. Así desplazan a los delincuentes.

El Consejo de Seguridad Ciudadana también cumple un rol clave en la organización y capacitación ciudadana en contra de hechos violentos, según los expertos.

Hasta 2023 se han instalado 400 sistemas de alarmas comunitarias, previo a esto los ciudadanos son capacitados en temas de seguridad ciudadana, trámites legales, formas preventivas del delito y en el uso efectivo de las alarmas.

Además, existen 290 cámaras de videovigilancia y 250 puntos de pánico en diferentes parques de la ciudad. Luis Torres, presidente de la Asociación de Restaurantes de Cuenca, destacó el trabajo conjunto entre los sectores público y privado como un factor clave para tomar acciones inmediatas.

El agremiado comentó que hace un año y medio conformaron una mesa de trabajo sobre seguridad, integrada por la Policía Nacional, la Fundación Turismo para Cuenca, el Consejo de Seguridad Ciudadana, Guardia Ciudadana y diferentes asociaciones y gremios de turismo.

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La mesa mantiene reuniones quincenales en las que se presentan las necesidades del sector hotelero, gastronómico y comercial dentro del Centro Histórico. “No solo ponemos en conocimiento los problemas, sino también ofrecemos posibles soluciones desde la iniciativa privada”.

Un ejemplo de esta unión es la reducción en las cifras de intervenciones del personal del Guardia Ciudadana. En 2022 realizaron 260 retenciones de presuntos delincuentes, mientras que en este año la cifra se redujo a 184.

El ECU 911 del Austro también registra una reducción en sus cifras anuales de atención de emergencias. El robo a personas, por ejemplo, se redujo un 1,3 % con un total de 1.523 atenciones de enero a octubre.

Las iniciativas privadas adoptadas por el sector turístico también se enfocan en un plan denominado ‘Cuenca Segura’, que incluye una serie de requisitos y pasos para brindar mayor seguridad a los visitantes.

Torres citó que uno de los requisitos es que todos los locales cuenten con un guardia de seguridad, cámaras de videovigilancia, botones de pánico y que estén conectados con la sala de operaciones del Consejo de Seguridad Ciudadana.

Estas estrategias bien podrían ser replicadas, de forma estandarizada, en ciudades como Guayaquil, una de las urbes más conflictivas del país -donde se reportaron 8.100 emergencias de robos a personas, de enero a octubre pasados-, apuntan actores de la sociedad.

Carlos Barrezueta, de la Asociación de Restaurantes del Guayas (Asorest), considera que en la ciudad puerto hace falta la unión de los sectores de la producción y del Estado.

“Crear una sola sinergia y vendiendo el concepto de una ciudad segura. Tenemos muchas cosas positivas. Empecemos a levantar la imagen y a unirnos todos”, comentó el dirigente.

A nivel de la comunidad señalan, en cambio, que en los barrios sí hay unión, pero hace falta el vínculo permanente con las autoridades locales y que los proyectos que se implementen sean más amplios, que abarquen la seguridad más allá de una cuadra o manzana, para que el efecto sea más contundente.

“Debe existir un municipio con rostro social, que tenga claro cómo llegar a la sociedad civil, que tenga las puertas abiertas a todos”, dice Nicolás Jiménez, de la Federación de Barrios Organizados de Guayaquil.

Él espera que las autoridades locales se tomen en serio el tema del combate a la inseguridad, con la vehemencia con la que los políticos buscan los votos a cualquier costo en campaña.

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