Vicerrector de Formación Académica y Profesional de la Universidad de Guayaquil. Doctor (Ph.D) en Sistemas, en Investigación de Operaciones (Universidad Nacional Autónoma de México)

Fernando Sandoya: “La Senescyt hizo un experimento no exitoso”

La Universidad de Guayaquil recibió, de parte de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), una asignación de aspirantes que rebasa en un 64 % la oferta de cupos que había establecido.

Lo primero que hace al inicio de la entrevista es dejar sentado que la Universidad de Guayaquil cumplió con lo que establece la normativa, de fijar -tras un análisis de su capacidad instalada, planta docente, número de aulas y laboratorios, etcétera; y de la pertinencia de las carreras- la cantidad de cupos que podía ofertar para este período académico. Y que esa cifra, de 5.331, fue reportada con tiempo a la Senescyt para que hiciera la adjudicación a los postulantes, antes del inicio de clases.

- ¿Entonces, qué pasó?

- La Senescyt hizo un experimento este año, que en mi opinión no fue exitoso. Fue otro sistema de asignación de cupos, diferente al que se había utilizado en años anteriores. El experimento no fue exitoso en el sentido de que luego de la primera postulación y la asignación de cupos, en la primera recién se habían asignado 1.341, es decir, el 20 % de lo que ofertábamos. Luego de la segunda se habían asignado 2.241; e hicieron una tercera y se asignaron 3.317. Es decir, luego de tres asignaciones con ese sistema nuevo, recién se había cubierto el 60 % de nuestra oferta. Lo cual era una cuestión contradictoria, porque primero la universidad tenía muchos cupos disponibles y por otro lado teníamos muchos bachilleres pugnando por entrar a la Universidad. Y era por el sistema de asignación de cupos fallido.

- Y ustedes ya tenían previsto el inicio de clases.

- Nosotros ya teníamos programado iniciar la semana anterior (se refiere a la fecha de esta entrevista). Entonces iniciamos con 3.317 inscritos. Teníamos una capacidad del 40 % que no se había asignado por parte de Senescyt. Entonces ellos hicieron nuevamente otra postulación, ya basados en el sistema que estaba vigente el año anterior, y que sí funcionaba. Todo el mundo pensaba que con eso ya se resolvía el problema. Y resulta que cuando ya nos entregaron la asignación de cupos, nos habían enviado una sobreasignación. Es decir, de los 5.331 cupos que habíamos ofertado, nos llegaron 8.843. Una sobreasignación del 64 %.

- ¿Usted sabe cuál es la diferencia entre los dos sistemas?

- Sí, sí. En el sistema anterior, los estudiantes solo podían postular en un número limitado de carreras y le daban una prioridad. Por ejemplo, decían mi primera prioridad es ingeniería industrial, la segunda es ingeniería civil y la tercera, ingeniería química, por decir algo. Era un número limitado. Y daban una prioridad en términos de a cuál preferirían ir. Entonces, claro, si ya no había cupo en la primera, probablemente le asignaban en la segunda. Eso originó críticas, sobre todo en el momento electoral por el que pasamos, de que Senescyt le elegía la carrera al estudiante. Entonces yo creo que para responder a eso, este año Senescyt se liberó. Dijo este año el estudiante puede postular por cualquier cantidad de carreras y en cualquier cantidad de universidades. Hay un estudiante, por ejemplo, que postuló para treinta carreras y en cinco universidades distintas. Entonces, como tuvo una nota bien alta, le asignaron los cupos en todas sus postulaciones. Obviamente solo aceptó una, pero dejó bloqueado el resto de cupos. Por eso hicieron una segunda asignación, pero persistía el problema, y hubo una tercera y persistió. Y por tanto, ya cambiaron el sistema a lo que había antes.

- ¿No les consultaron a ustedes si podían recibir esa cantidad adicional de aspirantes?

- No, no nos consultaron. Ahora claro, lo más fácil para la universidad hubiera sido decir, nosotros determinamos esta cantidad de cupos que son los 5.331; por tanto, el resto, que son sobreasignados, es un problema de Senescyt y simplemente no les damos matrícula. Pero también somos conscientes de que todos estos estudiantes han batallado mucho para obtener cupo.

(Para recibir a esos 3.500 aspirantes adicionales la Universidad decidió exonerar a 1.850 que ya estaban en clases).

- ¿Esto no afecta el proceso de recuperación en que está la universidad, su búsqueda de la excelencia, de cumplir con los indicadores de calidad?

- Claro, todo esto tiene que tener un impacto y va a distorsionar de alguna manera la planificación. Pero aquí lo que nos queda es ser bastante creativos y trabajar para paliar los efectos de ese error. Tampoco es que sea algo desastroso. Nos va afectar, pero vamos a establecer medidas para que el efecto no nos dañe la búsqueda de la excelencia.