Esquivando a las primarias

Esquivando a las primarias

Ser oficialmente proclamado candidato a una dignidad de elección popular va más allá de exponerse ante los medios de comunicación y decir: ‘Seré candidato’. Es todo un proceso normado y cuyo resultado en la mayoría de los casos no tiene sorpresas, pero

Ser oficialmente proclamado candidato a una dignidad de elección popular va más allá de exponerse ante los medios de comunicación y decir: ‘Seré candidato’. Es todo un proceso normado y cuyo resultado en la mayoría de los casos no tiene sorpresas, pero es indispensable que las organizaciones políticas lo hagan.

Existen tres rutas: las elecciones primarias abiertas, las primarias cerradas y las representativas (ver gráfico). Las dos primeras son de las menos utilizadas. ¿Por qué? La logística, el presupuesto y el tiempo son los principales obstáculos.

Para el secretario ejecutivo del partido Avanza, John Argudo, la organización de primarias cerradas demanda un esfuerzo logístico (no se diga si se trata de primarias abiertas), más cuando se elige a dignidades nacionales como presidente, asambleístas nacionales y parlamentarios andinos, como el caso de los próximos comicios del 19 de febrero de 2017.

Es por ello que la organización opta por las asambleas. Las bases de las provincias designan a delegados que a su vez los representan en la asamblea nacional de máxima instancia.

En el movimiento Unidad Popular le rehúyen a las primarias abiertas por los motivos antes expuestos, no así a las cerradas. De hecho, el director de la agrupación, Geovanni Atarihuana, considera que el candidato presidencial de la tendencia de izquierda debe surgir de un proceso primario interno de entre los precandidatos que se postulen. De ello ya existe un antecedente. La candidatura de Alberto Acosta en 2013 fue oficializada a través de un proceso primario interno con otros cinco precandidatos. Fue la única candidatura avalada por los votos directos de los afiliados de los grupos de la coalición denominada Unidad de Izquierdas.

Otros dirigentes se desmarcan del tema logístico, presupuestario y apuntan a los consensos. Es decir, acordar con sus adherentes o afiliados para postular precandidaturas únicas que pasen sin mayor problema por el formalismo de una primaria cerrada. Por este motivo, la elección representativa se acomoda a las necesidades y realidades de la mayoría de organizaciones políticas, cuyos máximos líderes y dirigentes son cuadros fijos en las elecciones nacionales.

El partido Fuerza Ecuador tiene en su líder, Dalo Bucaram, a su precandidato presidencial. Él no desconoce la necesidad de primarias cuando existen varias listas de prepostulantes, aunque, recalca, “generalmente existe consenso”.

No obstante, quiere innovar. Aprovechar las redes sociales como plataforma de postulación y votación de precandidatos para su tienda política. “Para promover la participación de los jóvenes”, dice.

En el movimiento SUMA también hacen un gran esfuerzo para lograr listas de consenso, comenta su vocero y presidente (e), Guillermo Celi. El estatuto interno, explica el dirigente, contempla elecciones internas cuya decisión luego es sometida a la decisión definitiva de la asamblea.

Ya sea para evitar resentimientos, roces o pugnas internas, las primarias son esquivas. Y si las hay, solo se postula una lista o candidato.