Que no escampe
El presidente ha iniciado su mandato enviando señales positivas sobre el cambio de estilo y gobierno que quiere implementar. Se ha mostrado abierto y conciliador, analizando cada movimiento a tomar y presto a corregir, lo que en su opinión, no funcionaba en la pasada administración.
Estas son, a mi juicio, las principales decisiones e intenciones que desde su reciente inauguración el flamante presidente ha definido: confirmar que mantendrá la dolarización sin crear mecanismos paralelos que atenten contra esta, continuar con el programa de eliminación de salvaguardias, apertura al diálogo respetuoso con la prensa, proponer la creación de un consejo de producción y tributario con la participación del sector privado, continuar con la implementación de la reducción del IVA, disponer la conformación de un frente contra la corrupción con la participación de algunas figuras escogidas por sus méritos y otras por afinidad, iniciar la reducción del aparato estatal. Entre estas resaltamos la eliminación del Ministerio del Buen Vivir y los ministerios coordinadores, no más sabatinas y sus consabidos gastos, anunciar la necesidad de renegociar la abultada deuda externa y hasta de pasadita, ponerle los puntos sobre las íes a Assange para recordarle lo que es y bajo qué régimen se encuentra. Aún falta dar a conocer la lista de los responsables en el caso Odebrecht, así como aplicar todo el rigor de la ley sobre estos.
Nos da señales de que su personalidad y forma de actuar es completamente distinta a la de su predecesor; pareciera que quiere dejar muy en claro que con él se manejaran las cosas con un estilo diferente, lo que personalmente celebro.
Es muy temprano para juzgar la presente administración, pero si así llueve, que no escampe señor presidente. Usted se dará cuenta que ante cambios positivos y declaraciones sensatas encontrará la reacción favorable de un pueblo expectante de sus directrices. Mantenga la ruta, el tono y el ánimo sin dejar que influencien los fantasmas del pasado reciente, que tanto daño, alboroto, incertidumbre y ansiedad causaron a nuestro país.