El giro se mantiene. Los resultados preliminares de la segunda vuelta mantienen la tendencia, vista desde 2017, de afincar al correísmo en la Costa ecuatoriana y abrir espacio para otros partidos en el resto de regiones.

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Desde 2006, cuando Rafael Correa se candidatizó por primera vez a la Presidencia, hasta 2013, cuando lo hizo por última vez, la revolución ciudadana se impuso en la mayoría del país. Una tendencia que empezó a cambiar desde 2017 con la elección de Lenín Moreno.

A partir de esos comicios, donde Guillermo Lasso se candidatizó por segunda ocasión a la Presidencia, los focos correístas empezaron a cambiar de color, en especial en la Sierra y Amazonía ecuatoriana. Fenómeno que se extendió en 2021 con la elección de Lasso, y en 2023, con Daniel Noboa.

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Este viraje en la preferencia política de las regiones, según la docente de la Universidad San Francisco de Quito y analista política, Ana María Correa, responde, al menos en la Sierra, a la memoria histórica de la población indígena con el proyecto político de Correa.

“(Que Luisa González no haya ganado en la Sierra) puede deberse a que la población indígena no ha perdonado la persecución a sus líderes durante el correísmo”, sostiene, y resalta que esa tendencia política ha ido perdiendo terreno en provincias como Azuay, entre otras.

Por otro lado, el analista político César Febres-Cordero considera que el debilitamiento del correísmo en la Sierra también tiene relación con la mala elección de perfiles para que sean los candidatos a la Presidencia de la República por la Revolución Ciudadana.

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“Andrés Arauz (en 2021) tuvo un mal desempeño en la Sierra norte, mientras que Luisa González (en 2023), pese a que nació en Quito, se pasó diciendo en la campaña que era de Canuto, Manabí”, señala y detalla que, pese a que el correísmo ganó en casi toda la Costa, el margen de victoria es corto.

Además, argumenta que la permanencia de la Revolución Ciudadana en la Costa ecuatoriana respondería a una tendencia de la región a inclinarse por líderes populistas. “Puede haber comportamientos regionales respecto al populismo, pero es un fenómeno que hay que estudiarlo”, sostiene.

Sin embargo, considera que hay problemas regionales que explicarían la permanencia del correísmo. “Provincias que han sido golpeadas por la delincuencia (como Guayas, Santa Elena, Los Ríos, Manabí, entre otras) votan por la opción correísta porque tienen la sensación de que ellos tuvieron la solución en el pasado”, añade.

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Aunque comparte que hay diversos factores, entre ellos los problemas sociales, que han empezado a regionalizar el voto del electorado, la analista política Correa sostiene que esa es una lectura muy prematura y que, al tratarse de unas elecciones extraordinarias, no podría servir como elemento de análisis para marcar una tendencia.

• Daniel Noboa ‘conquista’ provincias

En 2006, cuando Rafael Correa se candidatizó a la Presidencia por primera vez, Álvaro Noboa, padre del actual presidente electo Daniel Noboa, apenas ganó en dos provincias: Guayas y Manabí.

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Diecisiete años después, en su primera candidatura a la Presidencia, Daniel Noboa logró conquistar todas las provincias de la Sierra y gran parte de la Amazonía (que antes habían votado por el correísmo).

Por otro lado, la Revolución Ciudadana mantuvo las provincias consideradas como sus bastiones, Manabí y Guayas. Aunque también perdieron la de Azuay, entre otras.

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