Dos anos despues
La fiebre electorera que sufre la ciudadanía es un fenómeno mundial -con excepción de los países monárquicos, que ya existen muy pocos- con el que deambulamos de unos a otros comicios, reiniciándose el partidismo y el apasionamiento por los políticos que intentan seducir a la masa popular como candidatos (esa masa que tiene un comportamiento femenino y veleidoso, como aseguraba Ortega y Gasset). Ahora, en nuestro país se está pasando de las elecciones presidenciales y legislativas, que acaban de concluir, a las seccionales que deberán realizarse el 2019, pero que desde ya interesan -para hacer planes y selecciones- a quienes les tocará entonces sufragar, desde los adolescentes de 16 años hasta los uniformados que en esta vez no deberán ser solo obedientes sino también deliberantes.
En todo el país ya se habla de los posibles aspirantes a ocupar curules seccionales. Y, sobre todo en el Municipio porteño, con la esperanza de que el nuevo cuerpo edilicio mantenga la misma tónica de trabajo que hasta ahora se ha venido cumpliendo, con una importante regeneración urbana que, indudablemente, le cambió el rostro a la ciudad.
Varios son los nombres que se barajan en esta ocasión, indudablemente, ante el hecho que tiene que considerarse la política que le tocará aplicar al nuevo gobierno, que no se sabe si será la repetición del anterior o si Lenín sorprenderá al respetable imponiendo su propio “estilacho”, aunque exista siempre sobre la cabeza del mandatario esa espada de Damocles de la “muerte cruzada”, con que amenazó el presidente saliente.
Son, pues, diferentes los nombres que suenan para aspirar a la Alcaldía que dejará ‘el Chino’, quien ha jurado no repetirse en esta vez y retirarse definitivamente de la traicionera política. Tanto del oficialismo (¿ya con Viviana en la Asamblea pudieran pensar en Jimmy que deja la Prefectura?) como de la oposición (sonando mucho Pablo Arosemena, por el PSC, que se ha destacado con sus declaraciones como titular de la Cámara de Comercio), sin olvidar a los roldosistas (ahora llamados Fuerza Ecuador) que se decidirían entre el joven Dalo Bucaram o su papacito, ya perdonado de todas sus culpas, y que regresará al país los próximos días de junio.