Docencia moderna y posmoderna

Ayer fue el Día Nacional del Maestro. Este es un término-resultado. No encaja en los profesores, docentes y facilitadores del aprendizaje. Maestro es aquel que posee “maestría” en el enseñar-aprender para que sus discípulos se construyan como actores que reproducen y multiplican los conocimientos con libertad y autonomía. Sobre todo, que sepan educarse para ellos, su familia, la vida y la sociedad. Estos serían los aspectos básicos que definen a quien busca ese ámbito, comenzando como sencillo enseñante, como profesor que en el ser-hacer de este proceso se transforma en “maestro” de creatividad educativa. Este es un valor social que la sociedad y otros reconocen. No es subjetivo. Pertenece al espacio de proceso-producto, logro, conquista y reconocimiento social. Al menos eso se pensó que era el maestro moderno.

La posmodernidad, con la centralidad científica-tecnológica, del mundo informático, de lo evanescente y la instantaneidad social, interpela esto. Lo declara caduco y sin perspectiva histórica. Hoy la intersubjetividad del proceso educativo tiende a desaparecer y pone en el centro del escenario y prácticas de trabajo (sobre todo de la enseñanza-aprendizaje) el computador, internet, celular, la ‘tablet’ y la robótica. Así comienza el quiebre de la racionalidad moderna como modo y estilo de pensar que busca en el saber totalidades abstractas. Se aferra a ella hasta fundir y confundir (con el totalitarismo del pensar hegeliano-marxista) vida, sociedad, razón y Estado.

Por eso la tarea del docente de hoy (si aspira a ser maestro, sin maestría ni PhD) es educar (enseñando-aprendiendo) a convivir como ser social moderno del colectivo humano y mundano; abierto a los nuevos cambios, revalorando ilustración y modernidad, ciencia, tecnología y humanismo, sin extraviarse en el encantamiento del frenesí cientificista de la posmodernidad instantánea. Sin embargo, el problema es si aún es posible que exista en ellos la predisposición, búsqueda y compromiso, social e individual, para ir por esa ruta, pues hoy la mayoría no quiere educar-educándose sino ganar más (sin entrega) y vivir mejor (sin compromisos). Ojalá existan algunos quijotes a quienes poco les importen las mofas y burlas de Sancho Panza.