Derrota de Bachelet, victoria de Pinera

Si las elecciones municipales que se celebraron en Chile en octubre pasado hubiesen sido presidenciales, la presidenta Bachelet tendría que entregar el poder de nuevo, como en su primer mandato, a Sebastián Piñera. Analistas políticos chilenos advirtieron hace tiempo que estas elecciones serían una especie de primarias, donde se daría un sí o un no a las políticas de la coalición Nueva Mayoría que surgió en 2013 para apoyar la candidatura de Michelle Bachelet y luego su ejercicio presidencial. Las comunas más grandes del país de la nueva clase media han votado por la derecha.

Los datos recientes de la encuesta realizada por la consultora Cadem son elocuentes: un 42 % cree que Sebastián Piñera será el presidente de Chile en 2017, seguido por Ricardo Lagos con un lejano 11 % y por el “outsider” Alejandro Guillier con un 6 %. De los partidos, la Democracia Cristiana fue la gran perdedora.

¿Cómo entender este fracaso de Nueva Mayoría y de la gestión de Michelle Bachelet? ¿Tiene Ricardo Lagos opción como candidato presidencial del Partido Socialista y del Partido por la Democracia, PPD, ahora que Isabel Allende ha retirado su candidatura y José Miguel Insulza significa poco para los votantes chilenos, aunque muchos latinoamericanos no lo olviden como incondicional del chavismo? Lagos fue un presidente socialista que sintonizó con la modernización capitalista y la globalización. Gracias a él dice Carlos Peña, “las grandes mayorías atisbaron las grandes alamedas, probaron el fruto prohibido del consumo, hollaron la tierra pecaminosa de los ‘malls’, eligieron los colegios subvencionados, hicieron la experiencia de la autonomía... no salvaron su alma de las llamas del consumismo y del crédito, pero experimentaron el bienestar material que antes miraban desde lejos”. El segundo mandato de Michelle Bachelet fue borrar lo hecho por Lagos y volver a la izquierda setentera, anticapitalista, enemiga de la globalización. El fracaso de Bachelet pone como opción triunfadora a Sebastián Piñera y hace casi imposible un segundo retorno de Lagos.

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