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Una decada revirtiendo el dano medular

La ciencia ha puesto empeño, desde hace años, en conseguir minimizar las consecuencias de las lesiones medulares. Esta tarea no ha sido nada fácil, pero ha dado grandes frutos. Basta dar un repaso por los avances de los últimos 10 años para comprobarlo

La medula espinal es la conexión más importante entre el cerebro y el cuerpo.

La ciencia ha puesto empeño, desde hace años, en conseguir minimizar las consecuencias de las lesiones medulares. Esta tarea no ha sido nada fácil, pero ha dado grandes frutos. Basta dar un repaso por los avances de los últimos 10 años para comprobarlo.

Y es que la medula espinal es la conexión más importante entre el cerebro y el cuerpo. Recoge información de los brazos, las piernas, el pecho y la espalda y la envía al cerebro, lo que nos permite poder sentir y tocar. De igual manera recibe órdenes enviadas por el cerebro que nos ayudan a respirar, caminar y movilizarnos.

Una lesión de médula espinal o mielopatía puede provocar una pérdida de sensibilidad o de movilidad y las principales causas son los traumas por accidentes (caídas, disparos, rotura de disco), enfermedades como la poliomielitis, tumores primarios o metastásicos, la osteítis hipertrófica de la columna, entre otras.

Con este contexto sabrá que es justo y necesario que la ciencia agote todos sus esfuerzos para remediar estos daños. Una de las principales líneas de investigación y con mejores resultados ha sido la estimulación eléctrica, que busca reactivar los músculos que han quedado paralizados o transmitir los estímulos generados por las neuronas del cerebro a las prótesis robóticas.

También destaca la regeneración con células madre, que pretende suplir a las células dañadas. Y en cuanto al uso de fármacos, se enfoca en inhibir los mecanismos moleculares que impiden que las neuronas se regeneren tras una lesión.

Muchos han sido los pacientes que se han visto beneficiados, incluso en las etapas experimentales. Uno de ellos, el más reciente, es Nathan Copeland, quien se rompió el cuello en un accidente de tránsito cuando tenía 18 años y quedó tetrapléjico e insensible del pecho para abajo, con muy poca movilidad en los brazos. Doce años después ha vuelto a sentir que alguien le agarra la mano con un implante puesto dentro de su cabeza. Los investigadores usaron una técnica conocida como microestimulación intracortical, con la que se activan neuronas de un área específica del cerebro por medio de electrodos.

Si este logro lo sorprende, sepa que un tetrapléjico logró mover su mano robótica hasta servirse agua de una botella. Y un macaco pudo mover su silla de ruedas. Ambos lo hicieron con el pensamiento.