ataúdes en casa
La familia de Carla Cobos tiene el ataúd que era para su madre en la sala de su casa.Cortesía

Coronavirus: Se quedaron con los ataúdes en casa

Familiares adquirieron cofres y no les devolvieron los cadáveres de sus seres queridos. Algunas funerarias aceptan devoluciones

Es un mueble más. Uno macabro. El ataúd que Carla Cobos compró para que su mamá Cleotilde Montero descansara en paz reposa en la sala de su casa desde el pasado 1 de abril, cuando lo adquirió. Pero hasta hoy no le devuelven el cadáver.

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Ya le dijeron que no se lo entregarían. Rogó más de 10 días por el cuerpo en el hospital del Guasmo Sur de Guayaquil, hacia donde fue trasladado luego de su fallecimiento ocurrido el 27 de marzo, aunque Carla fue notificada del deceso tres días después.

“Solo nos dijeron que el Ministerio de Salud Pública (MSP) decidió no entregar los cuerpos y que se iban a encargar de darles sepultura. Que revisemos la página, que la semana pasada los iban a sepultar, pero nada”, lamenta.

Carla ya tenía todo listo, un lote en el cementerio por el que pagó 500 dólares de uso de suelo, 100 dólares del gasto de la movilización del ataúd que les costó 400. Finalmente, la caja terminó en la mitad de la sala, camuflada con una sábana café con blanco, para que su sobrino no la vea. “Ahí vive un niño de 11 años. Esto es traumatizante para él y es un escenario terrorífico para los que viven ahí”, se queja.

Sin embargo, jamás le ha surgido la idea de devolverlo a la funeraria, prefiere donarlo. Esta historia se repite en el hogar de Maricela (nombre protegido). El ataúd donde aún espera que sea sepultado su tío William Carpio está escondido en una habitación de su domicilio, donde funciona un gimnasio.

Ataúd
Además del costo del ataúd, los familiares debían afrontar los gastos de movilización.Cortesía

Los hermanos de William, a pesar de que saben que falleció el pasado 1 de abril, no pueden ver la caja porque les recuerda todo el trauma por el que han pasado para tratar de recuperar a su ser querido. Por eso lo tiene escondido allí, solloza Maricela. Ayer les habían prometido la devolución de los restos, que están desde esa fecha en el hospital del Guasmo Sur. Si no, aún no saben qué harán con la caja que les costó $ 1.000.

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Mervin Terán, presidente de la Federación de Organizaciones Sociales dedicadas a Servicios Exequiales del Ecuador, explica que hasta ahora, a nivel general en Guayaquil no ha habido devoluciones de féretros a gran escala. “Los familiares siguen luchando por recuperar los cuerpos de sus muertos”, analiza y cree que por eso se aferran a las cajas.

Él es propietario de la funeraria Terán, una de las 30 que están trabajando en Guayaquil de las 120 que forman parte de la federación.

Hasta la fecha, en su negocio solo ha habido una devolución. Fue a los seis días de la compra. Era un familiar que llegó acongojado porque le habían notificado que su pariente fallecido había sido trasladado a un contenedor. “Una vez que los meten a los contenedores, no salen”, precisa.

En su local le recibieron el ataúd porque estaba intacto. Lo mismo ocurre en la funeraria Olivares. Su propietario Santiago Olivares aún no ha recibido devoluciones, pero entienden por lo que están pasando los deudos y las aceptan, luego de una revisión de que la caja esté en buen estado.

A Michael Murillo también le avisaron que no le devolverían el cadáver de su hermano Juan José Alvarado. “Desde un principio, las autoridades debieron informar eso a todas las personas que estaban afuera de los hospitales para que no gasten tanto dinero”, se queja.

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Se refiere, en su caso, a los 300 dólares que le costó el ataúd, más 160 que gastó en trajes de bioseguridad para ingresar a la morgue a buscar a su hermano, 84 dólares por cuatro días para pagarle a las personas que le ayudarían a movilizar el cuerpo y 60 de gasolina para transportar el ataúd.

En su caso, sí pudo devolverlo, pero sabe que hay muchas familias que aún esperan con las cajas en sus casas para sepultar a sus seres amados.