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Según los consultados, con Luisa González el correísmo intenta reinventarse, pero consideran que la transición será compleja por el fuerte caudillismo de Rafael Correa.cortesía

Consulta, Glas, Pólit y más: ¿tiene el correísmo posibilidades para 2025?

La victoria del sí en la consulta popular desnudó el mal momento que arrastra el correísmo. Su terquedad los puede hundir

El fracaso del 11 veces no impulsado por el correísmo en la última consulta popular, a criterio de analistas consultados por este Diario, es una muestra más del mal momento que arrastra la tendencia correísta.

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De hecho, para Leonardo Laso, consultor político y exsecretario de Comunicación, el inicio del leve, pero sostenido declive del correísmo, ya lleva tiempo y se ha podido evidenciar desde las presidenciales de 2021, cuando ganó Guillermo Lasso.

“El modelo de izquierdas y derechas ya no circula. Les fue bien (al correísmo) mientras había una crisis en los partidos liberales. Sin embargo, a estas alturas, buena parte del electorado ya es gente que vota con pragmatismo y piensa en otras cosas (...)”, señala Laso.

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Ese escenario, según continúa, deja en evidencia la poca capacidad del correísmo para reinventarse. Laso incluso anota que el movimiento está intentando hacerlo con Luisa González, pero que la presencia y el caudillismo de Rafael Correa hace que la transición de liderazgo sea muy compleja.

Además, Gustavo Larrea, uno de los fundadores de Alianza PAIS y dirigente de Democracia Sí, señala que al correísmo ya también le pesa los casos de corrupción en donde sus principales figuras, incluidos Correa y Jorge Glas, han sido procesados y sentenciados.

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“Un expresidente prófugo, un exvicepresidente preso, ministros de Estado, secretarios... casi todo el gabinete del expresidente Correa está vinculado a casos de corrupción (...)”, señala y anota que el proyecto político que defienden “se hace pedazos” con el pasar del tiempo.

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Sin un cambio de fondo, Larrea avizora que para la tendencia correísta “será imposible (volver a tener su votación de antes), debido al deterioro evidente del movimiento y la vinculación de su organización política con la corrupción e incluso con el narcotráfico”.

Aunque Gustavo Larrea considera que las presidenciales de 2025 podrían ser la estocada final para el correísmo, Leonardo Laso es más cauto y recuerda que “ellos tienen recursos y, pongan a quien pongan, habrá un grupo importante de personas que voten por ellos”.

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No existe crisis alguna dentro del movimiento. Contamos con alcaldías y prefecturas y la presencia más importante dentro de la Asamblea, así como gran apoyo ciudadano.

Mónica Palacios

Asambleísta del correísmo

De hecho, la asambleísta correísta Mónica Palacios indicó que “las últimas elecciones han ratificado que el correísmo sigue siendo la mayor fuerza política” y que no existe una crisis en el movimiento; además de destacar los resultados de las seccionales de 2023.

Sin embargo, Henry Cucalón, exlegislador y exministro de Gobierno, señala que el análisis sobre el correísmo debe ir más allá de lo electoral. “El correísmo le debe una disculpa al país, un mea culpa política. Esto va más allá de ganar o perder elecciones (...)”, comenta.

Además, anota que “el problema del correísmo es que todo lo supedita a la impunidad de sus líderes” y que, por lo tanto, “no pueden representar una alternativa de izquierda racional, honesta y democrática (...)”.

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En realidad, según continúa el exministro de Gobierno, el correísmo representa un caudillismo corrupto y autocrático que “debe ser derrotado por una plataforma democrática en las presidenciales de 2025”.

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