China insiste en apoderarse de Taiwan

La isla de Taiwán está situada a 200 km al sureste de la China continental; están separadas por el estrecho de Taiwán. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, Japón aceptó los términos de la Conferencia de Potsdam y la isla volvió a estar bajo la soberanía china del Kuomintang de Chang Kai-shek. En esos años China vivía una guerra civil que terminó en 1949 con la victoria de los comunistas de Mao Zedong sobre los nacionalistas de Chang Kai-shek. El bando derrotado se refugió en Taiwán, produciéndose la llegada a la isla de unos dos millones de chinos continentales, dando lugar a una compleja situación jurídica y diplomática, aunque en la práctica es un Estado independiente parcialmente reconocido. El Kuomintang mantuvo el estado de guerra hasta 1987 y la dictadura hasta 1991, primero dirigida por Chiang Kai-shek, sucedido a su muerte por su hijo Chiang Ching-kuo, que promovió reformas aperturistas, y después por Lee Teng-hui, quien terminó la transición a una democracia plena, culminada en las elecciones del año 2000, accediendo a la presidencia Chen Shui-bian, que sería reelegido en 2004. En 2005 China promulga una ley antisecesión, en la que amenaza con intervenir militarmente si Taiwán declara su independencia, lo que ha condicionado desde entonces la política en la isla.

Como China es miembro permanente del Consejo de Seguridad de NN. UU., el gobierno de Mao luchó para que se lo reconozca como el legítimo miembro permanente, que hasta la Resolución 2758 de la Asamblea General de Naciones Unidas, aprobada el 25 de octubre de 1971, reconoció a la República Popular de China (RPC) como “el único representante legítimo de China ante las Naciones Unidas” y expulsó “a los representantes de Chiang Kai-shek del puesto que ocupan ilegalmente en las Naciones Unidas”.

Taiwán eligió el 16 de enero de 2016 a Tsai Ing-wen como su primera presidenta mujer, luego de concederle a su partido, el independentista Partido Democrático Progresista, su primera mayoría en la legislatura nacional.

La Constitución de la República Popular de China, el régimen que ejerce la soberanía real sobre la isla, considera el territorio de Taiwán y las Islas Pescadores como una provincia de China. Las líneas aéreas internacionales tienen prohibido vender pasajes a Taiwán so pena de no poder servir a la China continental, pero venden los pasajes con destino a Taipéi, sin nombrar a Taiwán.

Los chinos de clase media y alta en 1949, que llegaron a la isla, tradicionalmente dedicados al comercio, las inversiones japonesas y las de Estados Unidos, al tener un país homónimo comunista estaban interesados en demostrar la superioridad del sistema capitalista y han convertido a Taiwán en uno de los nuevos países industrializados. Por sus industrias en el sector de la tecnología es hoy uno de los primeros fabricantes mundiales de microprocesadores. Es increíble que recientemente Taiwán haya pasado a convertirse en uno de los mayores inversores en la República Popular de China. Además, desde el año 2002 es miembro de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

No son muchas las naciones que reconocen a Taiwán como país y se intuye que en muchos casos esto se debe en gran parte al hecho de que no desean contrariar a China, una potencia mundial que es esencial para el intercambio comercial. De hecho, China se rehúsa a mantener relaciones diplomáticas con cualquier país que las tenga con Taiwán. Sin embargo, acepta que pueda haber intercambio cultural o económico con la isla. Todo esto hace que muchos países tengan ‘casi relaciones’ con Taiwán.

Muchos Estados tienen representaciones no oficiales (normalmente, de tipo comercial) en la isla, y Taiwán tiene representaciones en 120 naciones del mundo. Además, Taiwán emite sus propios pasaportes, los cuales son aceptados en todo el mundo, excepto en China. Asimismo, Taiwán envía su propia delegación a los Juegos Olímpicos. Sobre este asunto, como miembro del Comité Olímpico y embajador del Ecuador en la ONU-Ginebra, visité en el 2005 la sede del Comité Olímpico Internacional en Laussanne. El presidente, que gentilmente me recibió, hacía alarde de que el comité tenía más miembros que NN. UU. y un ejemplo era la presencia de Taiwán.

Conclusión. A pesar de la negativa de la República Popular China en aceptar a Taiwán como un Estado independiente, Taiwán tiene todas las características para ser considerado un Estado soberano, como territorio, población, etc. Será casi imposible que la República Popular China logre adherirlo a su territorio. Aunque está muy bien preparado militarmente, tiene el apoyo incondicional de EE. UU., que le provee las armas más modernas para su defensa.