Ceremonia. Luego de las misas los católicos recibieron el agua bendita.

Los catolicos llenaron las iglesias para celebrar con jubilo la resurreccion de Jesus

El Domingo de Pascua recuerda el triunfo de Cristo sobre la muerte

Con ramos de flores, crucifijos, rosarios, imágenes de Cristo, velas de varios colores y tamaños y botellas con agua, cientos de católicos llegaron a las iglesias para alabar a Cristo resucitado. Con este hecho religioso concluye la celebración de la Semana Santa.

En el altar de los templos había un cirio amarillo encendido, como señal de que Jesús es la luz de la vida.

Los fieles tuvieron espacio para reflexionar en el momento en que los sacerdotes explicaban que “Cristo resucitó y venció a la muerte, y por eso se convierte en la esperanza y alegría de los católicos”.

La noche del sábado, durante la Vigilia Pascual, se procedió a la bendición de la luz representada por la llama del cirio pascual. Este fue el punto culminante del Tridio sacro y celebración del domingo, momento en que el Señor pasa de la condición terrena y temporal a la definitiva.

Durante la homilía se recordó el momento en que los apóstoles Pedro y Juan, y antes que ellos un grupo de mujeres guiadas por María Magdalena, vieron que el santo sepulcro estaba vacío. “Es así como el Nazareno se incorpora a la vida celestial”.

A la Catedral llegó María Jordán, de 80 años. Lo hizo en compañía de su hija y apoyada de un bastón. La mujer dijo que a pesar de sus años y de que casi no puede caminar, no deja de asistir en Semana Santa a la iglesia. “Antes participaba en la procesión, pero ahora ya no puedo y solo vengo a la misa, me confieso y recibo un poco de agua bendita”.

Sentado en una silla de ruedas, Ramón Muñoz, de 85 años, dice que el Domingo de Resurrección “es un momento de reflexión donde la familia debe estar reunida para escuchar la palabra del señor”.

La visita de fieles a los templos católicos para alabar a Cristo resucitado fue mayoritaria. La presencia de padres e hijos fue notoria. La gente fue no solo a escuchar misa, sino también para confesarse y colocarse en el rostro un poco de agua bendita.

En la iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles (San Francisco), la eucaristía terminó con un “¡Viva Cristo resucitado!” y un aplauso por parte de los fieles. MTM