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José Chimbo, asambleísta de Pachakutik
Consignas. “Sube canasta básica por alza mensual de combustibles”, dice el cartel que levanta el asambleísta de Pachakutik José Chimbo.Henry Lapo / Expreso

Un cargamontón anunciado

La ministra de Agricultura, Tanlly Vera, compareció al Pleno y propuso un cambio en las políticas agrarias.  Pero las réplicas ya estaban escritas: nadie la escuchó.

Nueve de cada diez asambleístas (desde la presidenta para abajo) llevan sus discursos por escrito y los leen en el Pleno con descaro. Es por eso que aquí no hay ni puede haber debates verdaderos sino proclamación de consignas y discursos previamente elaborados cuyo contenido es impermeable al intercambio de ideas. En el Pleno nadie escucha antes de hablar. Semejante conducta llegó al extremo de su patetismo en la sesión de este martes, a la que fue llamada la ministra de Agricultura, Tanlly Vera, para responder una serie de críticas sobre el incumplimiento de los precios referenciales de los productos agrícolas. Ella llegó y pateó el tablero: el modelo de precios referenciales, dijo, es un fracaso y hay que cambiar de política. Y aunque se explayó por más de una hora en argumentos no hubo un solo asambleísta que no fuera de gobierno, ni uno solo, que se hiciera cargo del debate. No había cómo: los discursos ya estaban escritos.

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“Este modelo es caduco -dijo la ministra refiriéndose a la política de fijación de precios referenciales que se aplica a diez productos agrícolas: uno por ley (el banano) y los demás por acuerdo ministerial-. Ha encubierto una política pública clientelar que no ha garantizado el crecimiento del sector más importante de la economía. No se puede seguir estando aislado. Nuestros productores deben convertirse de una vez por todas en empresarios eficientes, en empresarios competitivos”. Según ella, el modelo de precios referenciales mantiene al sector en la ineficiencia y es la causa de que el costo de los productos agrícolas ecuatorianos sea en promedio 48 por ciento más caro que los peruanos y 28 por ciento más caro que los colombianos. La fijación de precios, según esto, está en la raíz del contrabando.

Propuso una nueva política pública que abarate la producción mediante la tecnificación agrícola, el acceso al agua y el reparto de semillas.

El debate que siguió a continuación ignoró por completo esta propuesta y se llenó de lugares comunes del tipo “sin el campo la ciudad no come”; “el precio justo es un derecho de los agricultores”; “hay que volver los ojos al agro”; “su comparecencia, señorita ministra, debería ser en territorio ante el pueblo campesino”. El asambleísta de Pachakutik, Darwin Pereira, que fue el autor de la propuesta de llamar a la ministra ante el Pleno, terminó sin embargo diciendo que “estas comparecencias como que empiezan a no surtir efecto”, y amenazó con un juicio político e incluso penal. Su compañero de partido, Manuel Sarmiento, sí que le halló una utilidad a la presencia de la ministra: “que sirva de escarmiento”, dijo.

El problema de la sesión de este martes es que carecía de objeto. Si la Asamblea se expresa mediante leyes y resoluciones, en este caso no estaba en discusión ninguna de ellas. Si su función consiste en legislar y fiscalizar, esta comparecencia tampoco perseguía esos objetivos, pues no se trataba tampoco de un proceso de fiscalización formal. ¿Para qué fue llamada entonces la ministra al Pleno? Para recibir un cargamontón orquestado por Pachakutik, los supuestos aliados del partido de gobierno en la Asamblea. Un cargamontón que arrancó con intervenciones no anunciadas: antes de que Vera pasara al estrado, lo hicieron cinco representantes de diferentes sectores de la actividad agrícola: lecheros, arroceros, bananeros, ganaderos... Con un pedido único: que se respete el precio referencial de sus productos.

La sesión de este martes no tuvo otra utilidad que propiciar una catarsis de consignas colectivistas. El espectáculo demostró de qué manera la política de fijación de precios referenciales, que en 40 años de vigencia no ha logrado sacar al campo de su postración, es el equivalente, en el terreno agrícola, del subsidio a las gasolinas. De hecho no faltaron, en los escaños de Pachakutik, los carteles que trajeran este tema a colación con una afirmación no demostrada: “sube la canasta básica por alza mensual de combustibles”. Tierra de consignas, no de debates, es el Pleno de la Asamblea.

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Otro día perdido

Cinco horas duró el debate con la ministra de Agricultura. Tiempo perdido: la Asamblea no escuchó lo que ella dijo y ella seguirá en lo suyo. La sesión no produjo ni un documento. Por la tarde, nueva convocatoria con un punto único: un exhorto. Para que la Cancillería restablezca el servicio de asesoría jurídica hipotecaria para los emigrantes.