Capitales llegan a America Latina
América Latina (AL) -y Sudamérica en particular- han estado en crisis por varios años. Pero los capitales extranjeros de inversión directa y financieros continúan llegando a la región. En el pasado, las interrupciones bruscas del financiamiento externo han sido una característica esencial de las crisis latinoamericanas y del resto del mundo en desarrollo. Después del colapso del banco de inversión norteamericano Lehman Brothers en 2008, los flujos se interrumpieron apenas por un año. De hecho, pese a la magnitud del choque inicial, los flujos y los márgenes de riesgos se normalizaron a fines de 2009, y entonces se inició un auge de emisión de bonos latinoamericanos, que triplicó los niveles que habían sido característicos antes de 2008. Los choques ocurridos desde entonces han tenido también un impacto reducido. En 2013, la Reserva Federal comenzó a desmontar su programa de compra de bonos, y los precios de productos básicos colapsaron a mediados de 2014. A fines de 2015 y comienzos de 2016 los mercados financieros del mundo se vieron perturbados por eventos que se originaron en China. Más recientemente, Donald Trump fue elegido presidente de los EE. UU. y la Reserva Federal llevó a cabo sus dos primeras alzas de la tasa de interés. Sin embargo, el período más largo de interrupción del financiamiento externo, que tuvo lugar en el segundo semestre de 2015, duró apenas seis meses. La caída de precios de productos básicos de 2014 solo generó un aumento de los márgenes de riesgo latinoamericanos de 1,5 puntos porcentuales, una tercera parte del impacto que tuvo el colapso de Lehman Brothers. Las alzas recientes de las tasas de interés de la Reserva Federal no han tenido un impacto perceptible sobre los márgenes de riesgo o los flujos financieros, aunque el aumento de las tasas de interés de los bonos del Tesoro se ha trasmitido a América Latina. Todos los países latinoamericanos, con excepción de Venezuela, han mantenido acceso al financiamiento externo. El éxito reciente de América Latina de evitar interrupciones de financiamiento se debe a dos factores principales. El primero es regional: los países latinoamericanos experimentaron una fuerte reducción de sus niveles de endeudamiento externo entre 2003 y 2008. Con el auge de precios de productos básicos y la acumulación masiva de reservas internacionales, la deuda externa, neta de reservas, disminuyó de más del 30 % del PIB a menos del 6 %. El segundo factor es global. Las tasas de interés de los países desarrollados se han mantenido en niveles muy bajos desde la crisis financiera de 2008, tornando dichos mercados menos atractivos para los inversionistas, que han buscado mayores rendimientos en economías emergentes. La capacidad de América Latina de continuar evitando las interrupciones del financiamiento frente a nuevos choques depende de que estas condiciones se mantengan. Los coeficientes de endeudamiento externo de la región están aumentando de nuevo, pero todavía muy por debajo de los niveles de comienzos del siglo actual, aunque las políticas de ajuste han ayudado a costa de desaceleraciones económicas fuertes y algunas recesiones. Y aunque las tasas de interés de los países desarrollados continuarán aumentando hasta que se normalicen, este proceso se está dando en forma muy lenta, aún en EE. UU. Todo esto está permitiendo a América Latina participar en la recuperación global que se encuentra en curso.