Del caliente Sahara a la fria Antartida

Ha soportado las condiciones climáticas más inclementes, esas que van desde un sofocante calor hasta un frío que congela los huesos. Se trata del guayaquileño Millán Ludeña, quien compitió en el desierto del Sahara en la maratón de Sables y fue al otro extremo para buscar el contraste y también enfrentar a la congelada Antártida, todo por un atrapante mundo en el que los retos son su mayor motivación.

El intrépido ecuatoriano aún no asimila del todo la experiencia de haber sido el primer latinoamericano en participar en la competición de la Antártida, en la que se midió el 21 de enero con otras siete personas, sitio del que se trajo un gran triunfo personal.

Antes, en el 2014, corrió por seis días los 254 kilómetros de la maratón de Sables, en el desierto del Sahara, que fue un hito en el corto historial de competiciones internacionales de Millán, un atleta ‘amateur’ que saca tiempo entre el trabajo, los amigos y la familia para ejercitarse.

Fue en ese sitio donde el tricolor se preguntó: “si ya has corrido en el lugar más caliente del mundo, ¿por qué no hacerlo en el más frío?”.

De las 16 horas con 18 minutos seguidos que le tomó cumplir diez veces un circuito de diez kilómetros -unas cuatro horas más que el vencedor- en la Antártida, Ludeña recuerda lo que llama un “silencio eterno”. “Me sorprendió el silencio y me costó entender que estaba en el fin del mundo, en un lugar inhóspito”, relató a EFE el atleta de 35 años, quien tuvo la compañía de un iPad, que le susurró al oído mensajes que le grabaron sus familiares y amigos para no sentirse solo. Dio resultado, pues todos le “llegaron al corazón”, comentó este ingeniero agrónomo que mide 1,61 metros.

Describe la Antártida “como el último rincón del planeta que es puro” y tildó de “mágica” la experiencia de haber corrido con temperaturas entre 10 y 27 grados bajo cero, con vientos de 32 kilómetros por hora en una competición en la que terminó en cuarto lugar.

Tuvo la sensación de que su reloj era “lo único” que avanzaba durante “la carrera más fría del mundo”, como la llamó quien ahora tiene más elementos para ratificar que los retos “son actualizables” y que los ecuatorianos pueden asumirlos y superarlos sin ninguna duda.