El Bicentenario y nosotros
La Independencia de Guayaquil tiene un efecto movilizador. Por supuesto, obtener la libertad no es poca cosa y a medida que profundizamos en la historia nos damos cuenta de todos los esfuerzos y sacrificios que implicó obtenerla. Hoy, el compromiso es mantenerla. A través de nuestra historia pasada y reciente nos damos cuenta de que siempre, siempre está en riesgo, siendo la libertad uno de los bienes más preciados del ser humano.
¿Qué tipo de civismo nos demanda el Bicentenario? Ciertamente un compromiso inteligente y activismo permanente en favor de nuestra ciudad. Guayaquil siempre se ha distinguido por su gran resiliencia ante las catástrofes naturales y humanas, sumando a estas su distancia de los centros de poder... ¡a veces otra catástrofe..! Su capacidad autónoma de enfrentar las vicisitudes de la vida desde la sociedad civil forma parte de su huella genética. Rechazo la complacencia de un civismo sujeto al calendario de festividades, frívolo y alharaquiento... ¿y los otros días?
Hay mucho por hacer y el Municipio con la visión Nebot, la antelación debida y los nuevos sueños energizantes de Cynthia, ya avanza. Pero miremos más allá del sector público... ¿Y la empresa privada y la sociedad civil? Primero, a rescatar nuestras organizaciones aún pertinentes severamente disminuidas: la Junta de Beneficencia, Archivo Histórico del Guayas, Casa de la Cultura del Guayas, Solca, Hospital Universitario, Parque Histórico, Jardín Botánico, LEA, Instituto Nacional de Higiene y Fasinarm, entre otras. Necesitamos primero una investigación-inventario que podrían realizar las universidades para comprobar su condición actual y sus necesidades futuras... poniendo la vara alta, muy alta. Para esto sirven las visitas del BID, el Banco Mundial y la aplaudida apertura de Ecuador a otros países desarrollados.
Próximamente señalaré otras iniciativas viables para nuestra ciudad y su área de influencia, como un Museo del Niño y becas para jóvenes profesionales.