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Uno de los servidores turísticos del cantón Playas observa el balneario desolado. Espera pronto volver a verla llena de turistas como antes de la pandemia.NÈSTOR MENDOZA / EXPRESO

La bandera roja en las playas impide una plena reactivación

Salinas y Playas pasaron a amarillo, pero con la prohibición de acceder a sus principales atractivos, El sector turístico tiene poca esperanza de reanimarse

Que cantones balnearios pasen a color amarillo en el semáforo de restricción por el coronavirus, pero con la bandera roja ondeando en sus playas resulta, para voces del sector turístico, una reactivación económica a medio gas.

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En Salinas, uno de los cantones que ayer pasó a color amarillo y cuyo motor económico es el turismo, el sector hotelero está entre los más afectados. Varios empresarios turísticos indican que están a punto de quebrar y han tenido que suspender a sus empleados. “Ya se están terminando las reservas y existe desesperación, pero para abrir todo el balneario se debe estar seguro de que no haya más contagios”, señaló Ottón Arboleda, de la Cámara de Turismo local.

El sector comercial guarda un poco de esperanzas. No todos los locales comerciales ubicados en el malecón atendieron al público, pero se espera que durante la presente semana de a poco reabran sus puertas. Cevicherías y restaurantes han implementado protocolos de bioseguridad para acoger a clientes que no superen el máximo del 30 % de la capacidad del local. “Esperamos que la gente empiece a llegar, aunque si no se abren las playas es difícil que haya un movimiento comercial importante. Por ser un sitio turístico, en donde uno de los principales atractivos es el mar, se hace necesario que autoricen estar en la arena lo más pronto posible”, manifestó el artesano Efrén Gonzabay.

Mientras que en Playas, otro que los cantones balnearios que cambió ayer de color rojo a amarillo, el 50 % del comercio reabrió sus puertas, con la esperanza de reactivar su economía y adaptarse a la nueva modalidad. Sin embargo el sector turístico, uno de los más golpeados por la pandemia, no abriga mayores esperanzas de reactivar su economía. “Con una playa cerrada, que es el atractivo que mueve la economía, ¿qué vamos a hacer?”, dijo Miguel Yunda, parte de las 46 asociaciones que viven del turismo del cantón.

Esperanza López, presidenta de la Cámara de Turismo de Playas, piensa que los hoteles no podrán verse beneficiados todavía por el cambio de color en el semáforo, mientras la playa siga vetada para los turistas. “¿Quién va a venir a dormir a los hoteles solamente, sin poder ir a la playa o a comer un ceviche y sin bañarse?”, se pregunta.

Necesitarán ayuda no solo con el relajamiento de las restricciones, sino también económica. Wagner Alarcón, presidente de los Servidores Turísticos de Playas, cree que necesitarán apoyo de créditos para arreglar sus cabañas deterioradas por el desuso.

En Salinas, quienes integran los gremios turísticos tienen previsto mañana una reunión con el alcalde Daniel Cisneros y presentarle un plan de reapertura de los sitios de atracción. La autoridad indicó que abrir las playas deberá esperar una decisión gubernamental que será tomada en conjunto con todas las alcaldías de los cantones costeros ecuatorianos.

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Mientras que en Playas ya analizan ideas como que los huéspedes de los hoteles utilicen brazaletes que los identifique como turistas para poder acceder a las playas. Otra propuesta es sectorizar la playa de acuerdo al servicio que se presta. Este cantón del Guayas espera en tres semanas poder pasar a semáforo verde.

Todos estos cambios, con la mira puesta permanentemente en la curva de contagiados. Según las cifras gubernamentales sobre el avance del coronavirus actualizadas hasta ayer, Salinas registró 174 casos confirmados del nuevo virus. El alcalde Cisneros insistió en la importancia de respetar la distancia social y el uso de insumos como mascarilla, alcohol y gel antiséptico para prevenir los contagios.

Playas cuenta 139 casos confirmados del COVID-19. Según un reporte del COE cantonal a finales de mayo, el 86 % de la población resultó negativo para el nuevo virus, y el 14 % positivo. De este 14 %, el 31 % fue asintomático, y el 69 % presentó síntomas.