Todos queremos la receta para vivir más y mejor. Buscamos programas, dietas, gimnasios y vitaminas, todo con tal de encontrar la juventud eterna. En la actualidad, cuando la expectativa de vida promedio es de 80 años en Ecuador y se proyecta que para nuestros hijos sea de 110, cuidar el cuerpo para que funcione mejor y por más tiempo no es menor.

Resulta que desde 1938 investigadores de la universidad de Harvard se embarcaron en el estudio más largo de la historia tratando de responder a la pregunta ¿qué nos hace felices en la vida? Resulta que la felicidad tiene una correlación directa con la salud. La serotonina, dopamina, oxitocina y endorfinas son todas hormonas responsables de esa sensación mágica que nos hace sentir felices. Un desbalance de estas hormonas puede provocar depresión y otras afectaciones físicas y mentales. Este interesante estudio dirigido por Robert Waldinger, profesor de psiquiatría de la universidad de Harvard, nos da algunas lecciones acerca del poder de nuestra vida social.

La investigación demostró, con la participación de 724 personas alrededor del mundo, que lo que hace felices a las personas, contrario a lo que se puede pensar, no son los logros de carrera, dinero, ejercicio o una dieta muy saludable; después de 85 años de estudio se reveló que son las relaciones sociales positivas lo que nos hace más felices, más sanos y nos ayuda a vivir más.

Estas relaciones tienen el poder de afectarnos físicamente. Nutrir estas relaciones es clave para mantenerlas activas. Una buena conversación, risas con amigos, paseos inolvidables, pueden tener más efecto que la dieta más sofisticada.

Los investigadores lo llaman ‘fitness social’. Conforme envejecemos, la cantidad de amigos disminuye, pero esas pocas amistades pueden ser fuente de juventud si las aprovechamos.

Hoy lo invito a llamar a esa persona querida e invitarla a un café, será la mejor inversión de longevidad que podrá darse.