Terrorismo, o lo que sea, hay que actuar

La masacre ocurrida el fin de semana en el suburbio de Guayaquil, en que 10 personas fueron asesinadas a quemarropa, no puede pasar inadvertida

No importa el nombre, ni cómo se encasille al alarmante índice de violencia que soporta el país. Pueden ponerle el membrete que quieran: delincuencia organizada, crimen organizado o terrorismo. Pero no podemos estancarnos en el debate, cuando a la gente le urge ver resultados en materia de seguridad, un beneficio que no va a llegar si las medidas que se toman siguen estando fuera del marco de un plan integral.

La masacre ocurrida el fin de semana en el suburbio de Guayaquil, en que 10 personas fueron asesinadas a quemarropa mientras miraban un partido de fútbol, es un hecho que no puede pasar inadvertido. No podemos empezar a normalizar la violencia que hoy aterroriza a la ciudadanía, ni renunciar a acabar con esa realidad.

Todo esto pasa porque, tras dos años de gestión, el Gobierno sigue sin poder articular un plan nacional que vaya más allá de la adopción de medidas aisladas, como los estados de excepción y toques de queda, que ningún efecto positivo generan. Si no hay resultados es porque no se está haciendo una real labor de inteligencia que implique acciones de fondo, como la de cortar el suministro de todo tipo de recursos hacia estas organizaciones. La población está harta de anuncios y declaraciones, espera acciones efectivas que le hagan volver a sentir que es posible vivir en un país seguro.