Replantear el transporte masivo

La única solución viable y sostenible es un transporte público masivo seguro, eficiente y concebido conjuntamente por todos los municipios

El crecimiento sostenido y exponencial del parque automotor de Guayaquil hace que los trayectos de los ciudadanos desde sus domicilios a sus lugares de trabajo puedan tomar hasta dos horas diariamente. Pese a que la construcción de distribuidores de tráfico genera alivio, este es solo temporal; los congestionamientos vuelven al cabo de cierto tiempo, cuando se incorporan los nuevos vehículos que se venden año a año, sin que se dé de baja a las unidades que ya no cumplen las condiciones necesarias para seguir circulando. Ante la imposibilidad de hacer crecer la infraestructura vial ilimitadamente, la única solución viable y sostenible es la de un sistema de transporte público masivo seguro, eficiente y operado conjuntamente por las municipalidades de los cantones que integran el Gran Guayaquil. El nuevo sistema debe complementarse con ciclovías, transportación fluvial, e incluso con zonas de desplazamiento peatonal, con las comodidades que exige nuestro clima, con vegetación y arborización que provean de sombra a los transeúntes. Pero sin duda la espina dorsal de ese sistema, al no poder ser subterráneo, debe ser un transporte preferiblemente elevado. Mas, si se elige el desplazamiento a nivel de calle, sus carriles deben ubicarse en el centro de las vías, para no matar el comercio ni acabar con la plusvalía de las propiedades circundantes, tal como ocurrió con la actual metrovía.