Se pide lo básico

La Asamblea parece hoy más un patio de vecinos que un hemiciclo de representantes del ciudadano. Pedir que sean coherentes y estructurados en sus argumentos y decisiones sería exagerado. Pero al menos no difundan bulos burdos

S ería idóneo y muy próspero para el país que las élites de poder, como lo son los asambleístas, se sentaran en sus curules con el interés común como meta para todas sus actuaciones, declaraciones y votación. No solo sería idóneo, es que están llamados a hacer eso. Solo eso. Pero para qué negar que ese deseo es utópico.

La realidad ecuatoriana es otra y la respuesta a las decisiones de las autoridades no están en el bien colectivo sino en los intereses particulares. Descartadas las máximas, hay que apuntar al menos a las mínimas. A lo básico. A que ya que no van a representar fielmente el mandato de las urnas sino sus fines partidistas al menos lo hagan con argumentos sólidos. Que al menos sean honestos intelectualmente para consigo mismos y para con el auditorio, y dejen de decir sandeces. La Asamblea parece hoy más un patio de vecinos donde la teoría más absurda -esa que no se creen ni en los chismes de esquina de cada barrio- es tratada como tesis y planteada como argumento de peso. Pedirles que sean cultos, que lean, que no mientan, que escuchen el pedido ciudadano, que sean honestos, parece a estas alturas una exageración. Pero al menos, no queden en ridículo difundiendo bulos que son propios de cadenas de correo electrónico.