Lo que nadie denuncia
Es sumamente preocupante que los filtros de la UAFE y el SRI no hayan detectado tramas o movimientos sospechosos de recursos de personajes que por sus circunstancias deberían ser objeto de su escrutinio’.
Ecuador se acostumbró a que le roben y que nada pase. A que grupos de poder, económico y político, por su acceso a información privilegiada o por la prerrogativa de influir que les genera su capacidad financiera o su calidad de funcionarios públicos, realicen adquisiciones y emprendan negocios “oportunamente”, tomen decisiones referentes a inversiones y a obra pública que favorezcan dichas transacciones o emprendimientos, o logren exenciones que les permita obtener enormes ganancias a ellos y sus círculos cercanos. Es deplorable que el rumbo del país se diseñe en función del bienestar de cuatro amigos y socios. Es indignante que un espíritu de autoprotección por “presuntos rabos de paja” mantenga en silencio a la clase política ante evidentes actos de corrupción. Es sumamente preocupante que los filtros de instituciones como la UAFE y el SRI, cuya función es prevenir y erradicar manejos financieros inadecuados, y garantizar la recaudación tributaria, respectivamente, no hayan detectado tramas o movimientos sospechosos de recursos de personajes que por sus circunstancias políticas o personales deberían ser objeto de su escrutinio.
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