Madoff local y sin eco

Si a nadie le importa que se roben 800 millones de dólares, nadie va a frenar este tipo de prácticas perniciosas. Ni ahora ni el futuro.

Más de 800 millones de dólares se han esfumado y la reacción institucional y política se parece a la de un pueblo acostumbrado a pequeños temblores de tierra. Ni se inmutan. El caso Isspol y toda la trama del mercado bursátil, configurada como una estructura para estafar y delinquir de forma crónica, podría compararse al torbellino de Madoff en Wall Street del 2008. Aquello desencadenó una crisis financiera mundial y motivó al Gobierno de EE. UU. a endurecer los controles del sistema. ¿Cuál ha sido el eco de la trama local? Ninguno.

Salvo este Diario, que no deja de desvelar truculentos detalles que muestran cómo se trata de una estafa programada y planeada para durar y sacar la mayor tajada posible en el mayor plazo -es decir, no es un suceso fortuito o puntual-, nadie reacciona. El ciudadano está anestesiado de corrupción que saquea su bolsillo directo o su derecho al bienestar por el desvío de recursos públicos. Las autoridades parece que o no tienen experticia bursátil para depurar responsabilidades o tienen otras prioridades. Y la oposición se ciñe a tibios pronunciamientos solo cuando se les pide una reacción.

Si a nadie le importa que se roben 800 millones de dólares, nadie va a frenar este tipo de prácticas perniciosas. Ni ahora ni el futuro.