Editoriales

¿De la iliquidez a la insolvencia?

Quienes tomaron las decisiones equivocadas y fueron causantes directos e indirectos de esta tragedia nacional son los responsables ante la historia

Ilíquido es quién tiene problemas para servir sus pasivos por no contar con dinero al momento de los pagos, pero tiene el respaldo de activos que puede realizar; insolvente es aquel que no cuenta con los medios para pagar y carece de respaldo material. No son la iliquidez y la insolvencia compartimentos estancos pues, una iliquidez pronunciada y larga, deriva en insolvencia.

Es el riesgo que corremos mientras continúa el aislamiento forzado por la pandemia. Cada semana que se pierde de producir, asumiendo que se lo hace a media llave, representa una pérdida de $ 1.000 millones a nivel nacional (1 % del PIB) o $ 350 millones en la zona de influencia económica de Guayaquil, la ciudad más afectada. Esto se traduce en pérdida de empleos pues existe una relación subyacente de capital/trabajo, que, dadas las condiciones de la economía, se traduce en 100.000 a 200.000 plazas de trabajo perdidas cada quince días; la décima parte de esta cifra son los negocios que dejaron de producir y, aquejados por iliquidez, terminaron en la insolvencia.

Quienes tomaron las decisiones equivocadas y fueron causantes directos e indirectos de esta tragedia nacional son los responsables ante la historia.