Eliminación de subsidio: un paso al cambio
Las compensaciones anunciadas no solo deben ser suficientes, sino eficientemente focalizadas y de aplicación inmediata
La decisión gubernamental de eliminar el subsidio al diésel marca un punto de inflexión histórico en la política económica de Ecuador. Durante décadas, esta prebenda representó no solo una carga para la caja fiscal, sino que su precio inferior, si se mide con otros países, convirtió al diésel en una mercancía atractiva para las redes de contrabando. La eliminación de este subsidio no debe verse únicamente como una medida de austeridad fiscal, sino como una que corrige décadas de distorsiones en el mercado.
Sin embargo, hay que reconocer las legítimas preocupaciones ciudadanas sobre el impacto que esta medida puede tener en el bolsillo, con un incremento en el costo de transporte y el encarecimiento consecuente de productos básicos, como los alimentos. Por ello, urge que las compensaciones anunciadas sean tanto suficientes, como eficientemente focalizadas y de aplicación inmediata.
El éxito de esta decisión dependerá de la capacidad del Gobierno para mitigar los efectos negativos. Pero este es el momento de demostrar que el Ecuador puede ejecutar reformas complejas, pensando en su desarrollo futuro.
Se deben movilizar todos los recursos técnicos y políticos disponibles para garantizar que esta transición tenga los mínimos efectos para la ciudadanía.