Editorial | La vialidad no espera
Recuperar la red vial del país es una prioridad que demanda la acción urgente del Estado
El Gobierno central no puede seguir eludiendo su responsabilidad frente al desastre vial que atraviesa el país. Las carreteras de la Costa, la Sierra y el Oriente no están deterioradas únicamente por las lluvias o los deslizamientos, sino principalmente por años de abandono y falta de mantenimiento. Resulta inaceptable que comunidades enteras sigan aisladas y que solo reciban soluciones parches. La parálisis vial no solo complica la movilidad ciudadana, sino que asfixia la producción y frena el desarrollo nacional.
La crisis vial no es un hecho fortuito ni imprevisible: es la consecuencia directa de una gestión ineficiente, que prioriza la pugna política sobre las necesidades reales del país. La desconexión entre regiones agudiza la pobreza y deteriora la cohesión social.
El pueblo necesita respuestas serias, presupuestos transparentes y cronogramas verificables.
La ciudadanía está cansada del relato oficial. Y es que mientras el país se hunde entre baches, derrumbes y caminos intransitables, el Gobierno sigue atrapado en su burbuja política. No basta con declaraciones; se exige acción, inversión y compromiso real. Recuperar la red vial no es una opción, es una obligación urgente. Si el Ejecutivo no es capaz de liderar esta tarea fundamental, está fallando gravemente a su mandato y condenando al Ecuador al estancamiento.