Editorial: Surfista, autoritario o estadista

El político estadista está en peligro de extinción. Aquel que acepta la crítica como un aporte y no como un ataque

Los políticos actuales juegan a uno de dos roles ante los medios de comunicación: el de surfista o el de bravucón. Qué fácil es gobernar, legislar o administrar la cosa pública cuando se escoge el camino de sortear las olas, pero no de una playa agitada (bueno fuera), sino de las más mansas. En otras palabras, cuando se prefiere evadir el escrutinio público escogiendo escenarios poco críticos y mucho más cómodos y amigables al poder. Así, cualquiera. En la otra orilla está el autoritarismo. Imponer sus ideas como si solo existiera el blanco o el negro. ¿Y los grises?

El político estadista está en peligro de extinción. Aquel que acepta la crítica como un aporte y no como un ataque. Aquel que está dispuesto a hablar sin importar cuál es el escenario o quién es el interlocutor. Aquel que no pide las preguntas por adelantado. Que sabe que no está respondiendo a un medio de comunicación, sino a sus votantes a través de ese canal. Que sabe que si se mete en el servicio público debe tener la piel dura.

En este Diario solo buscamos hacer las preguntas directas y justas. Con el respeto que se merece el gobernante, ministro, asambleísta o servidor público, y también el lector. No cuestionar es una falta de respeto al ciudadano; los políticos actuales deben entender esto, porque un estadista lo sabría.