Editorial | Invertir en el campo o hipotecar el futuro

Ya es hora de que el país le devuelva al agro lo que el agro le ha dado: producción y empleo

La confirmación de un foco de Fusarium y el avance nocivo del Moko sobre cultivos de banano y plátano, respectivamente, no son hechos aislados. Es el resultado previsible de años de abandono institucional hacia la agricultura, un sector que siendo uno de los motores fundamentales de desarrollo económico, no ha sido retribuido con políticas públicas e inversión.

Estas plagas no aparecieron por sorpresa; llegaron porque permitimos que lo hicieran, porque hemos dejado desprotegida una industria que sostiene a miles de familias ecuatorianas. Un reflejo de eso es la nula apuesta que este y otros gobiernos han tenido por la investigación, con un INIAP que acumula centenares de proyectos agrícolas, que son necesarios y técnicamente viables, pero que por falta de recursos y personal, no ha podido ejecutar. Ahora que el país apunta, con tratados comerciales, a llegar con fuerza a mercados asiáticos, cabe preguntarse: ¿qué tan competitivos podemos ser con una oferta que poco se diversifica, que no está blindada contra enfermedades fitosanitarias y que, por década sigue exhibiendo bajos niveles de productividad? Ya es hora de que el país le devuelva al agro lo que el agro le ha dado: producción y empleo. En este escenario solo hay dos rutas: volver a invertir en el campo o hipotecar el futuro.