Editorial: La esperanza puesta en un “nuevo Ecuador”
El Gobierno debe indicar por dónde comenzará su gestión, establecer prioridades claras y presentar un cronograma de acciones
Ecuador abre hoy un nuevo capítulo de su historia con la posesión de un gobierno que asume el poder bajo la mirada esperanzadora de millones de ciudadanos que depositaron su confianza en la promesa de cambio. Un nuevo episodio que debe empezar a contarse en esta misma ceremonia de investidura, no con discursos grandilocuentes, sino con planteamientos claros y concretos sobre el rumbo que tomará la nación.
La realidad nacional demanda acciones urgentes y precisas. Ecuador está empantanado en medio de una inseguridad sin tregua que paraliza la vida cotidiana; un sistema de salud colapsado, donde los hospitales carecen de medicinas y especialistas, y un IESS y empresas públicas envueltos en mediocridad y corrupción.
El Gobierno debe indicar por dónde comenzará su gestión, establecer prioridades claras y presentar un cronograma de acciones que permita a la ciudadanía evaluar sus compromisos. Después de año y medio de experiencia de gestión gubernamental previa, la improvisación ya no es una opción válida. El presidente tiene la responsabilidad histórica de demostrar que puede llegar a mejorar las condiciones económicas y sociales de los ecuatorianos. De los resultados de su gestión dependerá no solo una futura reelección sino qué tanta credibilidad merecerán su palabra y su promesa de entregar a todos un “nuevo Ecuador”.