Editorial | Entretenimiento, otro motor económico

Otros países de la región ya han comprendido que facilitar la llegada de grandes eventos no es un gasto, sino una inversión

Los tres días de conciertos de Shakira en Quito han inyectado alegría en el país entero, y a la vez, dejado una lección a nivel empresarial: el entretenimiento también es un motor de reactivación económica. La llegada de una de las artistas más importantes de la historia generó un efecto multiplicador en toda una cadena productiva. Aerolíneas con vuelos completos, hoteles al cien por ciento de ocupación, restaurantes desbordados, comercios formales e informales facturando más de lo esperado.

La cultura y el entretenimiento deberían empezar a verse en el país como un sector estratégico, capaz de movilizar recursos, generar empleos y dinamizar la economía local. Pero para llegar a ello, la industria de eventos en el país requiere un replanteamiento. Es necesario que las autoridades diseñen incentivos tributarios específicos para promotores y productores, que se desarrollen espacios adecuados con infraestructura de primer nivel, y que exista una coordinación institucional entre los sectores público y privado.

Otros países de la región ya han comprendido que facilitar la llegada de grandes eventos no es un gasto, sino una inversión que se convierte en una oportunidad para cobrar más impuestos, producto de la reactivación; crear más empleos y llevar la imagen del país a un plano de reconocimiento internacional.