Editorial | El país no puede parar
El Gobierno debe ubicar sus prioridades en orden. Dejar la pelea con la Corte y bajar la tensión con el movimiento indígena
Paralizar al país es un lujo muy costoso y de eso Ecuador conoce mucho. Las experiencias de paralizaciones de actividades, obstaculización de carreteras y peleas campales en ciudades le pasan una factura sumamente alta al Ecuador. Pese a que el Gobierno Nacional cierra las puertas al diálogo con los interlocutores de la paralización, esta es la mejor vía de respuesta antes de que las movilizaciones suban de tono. No se trata de ceder a una decisión necesaria, como la eliminación del subsidio al diésel, sino de llegar a acuerdos mínimos con el único objetivo de que el país siga trabajando. Sería lamentable retroceder en la resolución. Instalar mesas de diálogos es la estrategia idónea.
El Gobierno Nacional debe ubicar sus prioridades en orden. Dejar la pelea con la Corte Constitucional y, antes que nada, bajar la tensión con el movimiento indígena, sin ceder. Esa pugna con la Corte lo único que ha hecho es desviar la atención del Ejecutivo de aquello que es realmente importante ahora. Esta práctica de tapar polémicas con otras polémicas se ha convertido en una bola de nieve que, en algún punto de su gestión, se volverá incontrolable para el Gobierno.
Es el momento de atender los verdaderos intereses colectivos y no -como siempre- los personales o electorales.