Editorial: El capricho sale caro

No deja de ser lamentable que el capricho intentara imponerse por sobre el marco legal ecuatoriano

Ecuador sigue sin representante en Estados Unidos. La intensión -rayando en el capricho- de querer nombrar a como dé lugar a una persona inhabilitada legalmente para asumir como titular de la misión diplomática en Washington ubicó al país en una posición comprometedora y de debilidad frente a un aliado fuerte en lo comercial y en el combate contra el crimen organizado, sin contar que el país norteamericano reúne a una de las colonias ecuatorianas más grandes en el mundo. Ahora existe un pedido de beneplácito al Gobierno de Estados Unidos para un nombre de carrera propuesto por Ecuador para ocupar ese cargo, al menos así lo ha manifestado la canciller. En buena hora.

Sin embargo, no deja de ser lamentable que el capricho intentara imponerse por sobre el marco legal ecuatoriano. Esto no deja bien parado a Ecuador frente a su par del norte, que seguramente observa y analiza la situación con prudencia, pero también con la profundidad que requiere. Dejar a la casa diplomática ecuatoriana sin un interlocutor de la misma altura con la que Estados Unidos trata a Ecuador es, por decir lo menos, un desaire. La convulsión que ahora marca a la esfera mundial hace aún más necesario que el país cuente con una voz y un par de ojos calificados en Estados Unidos. Ojalá el nombre propuesto esté a la altura.